
Con una fuerte apuesta a la gestión como herramienta política, este miércoles 25 de junio se inaugurará en Ituzaingó una de las obras más ambiciosas de la región: un puerto de gran escala que promete modificar el mapa logístico del norte argentino y, bajo la administración del gobernador Gustavo Valdés, enviar una señal clara en el tablero electoral.
El complejo portuario, presentado oficialmente como “el más grande del norte argentino”, contará con un muelle de 300 metros y un patio de cargas capaz de almacenar hasta 40.000 contenedores. Su operatividad -hasta 4.000 contenedores diarios- significa un avance sustancial para economías que hasta ahora dependían de centros de distribución más alejados.
Detrás de la megainversión está la intención de exhibir resultados frente a un escenario nacional convulsionado. Desde el gobierno provincial insistieron en que la obra reducirá costos logísticos y potenciará sectores como la forestoindustria, la citricultura y el arroz, pero también en que servirá para afianzar un perfil de gestión “fuerte y federal”.
El uso del calado natural del río Paraná en esta sección fortalece la propuesta: sin necesidad de dragados constantes, la terminal mantendrá operaciones más estables y con menores gastos de mantenimiento. Esa ventaja técnica, dicen sus impulsores, cobrará relevancia frente a otras propuestas portuarias del litoral.
La inauguración incluirá un acto con autoridades locales, empresarios y dirigentes de la oposición, tomando forma de pasarela política. Más allá de la ceremonia, el evento quedará registrado como un “hito federal” que busca generar réditos en la interna de quienes aspiran a liderar la estrategia opositora.
En un contexto donde varios espacios debaten liderazgos y candidaturas, la obra de Ituzaingó se convierte en pieza clave. Apostar a la obra pública como emblema de gestión busca consolidar un discurso que privilegia resultados tangibles sobre confrontaciones ideológicas, justo cuando falta menos de dos meses para el cierre de listas.