
El Parlamento iraní aprobó una resolución para cerrar el Estrecho de Ormuz, una de las rutas estratégicas más importantes del planeta. No es una medida menor: por allí circula más del 20% del petróleo que se consume a nivel mundial y el 30% del gas natural licuado (GNL). A su vez, representa el paso del 12% del comercio global.
La amenaza de un cierre en ese punto neurálgico –en medio de un recrudecimiento del conflicto entre Irán e Israel– ya está empujando hacia arriba el precio internacional del crudo. Desde que se intensificó la tensión geopolítica, el valor del barril Brent subió un 20% y cerró el viernes en casi U$S 78, unos 15 dólares más que a principios de junio.
Según estimaciones de bancos como J.P. Morgan e ING, un eventual bloqueo completo del estrecho podría disparar el precio del petróleo hasta un rango de entre U$S 100 y U$S 120 por barril. En ese escenario, las consecuencias serían globales y afectarían con fuerza a economías importadoras de energía como la argentina.
En el plano local, el aumento ya se empezó a sentir en los surtidores: Shell y Puma aplicaron una suba del 5% en los precios de la nafta y el gasoil. Ahora todas las miradas están puestas en YPF, que concentra más del 55% del mercado de combustibles y todavía no actualizó sus precios. La petrolera estatal ofrece los valores más bajos del mercado y sostiene una brecha de hasta el 6% con sus competidoras.
Pero el verdadero talón de Aquiles puede ser el gas. “Más allá del precio de los combustibles líquidos, en Argentina deberíamos prestar atención al GNL, porque justo ahora estamos recibiendo los barcos para abastecer la demanda invernal”, advirtió Matías Togni, analista de la consultora NextBarrel.
Hasta el momento ya se compraron seis cargamentos con precios fijados de antemano, pero cualquier necesidad adicional obligará a salir al mercado spot, donde el GNL cotiza directamente afectado por la volatilidad del conflicto.
La semana pasada, el Gobierno licitó ocho cargamentos de GNL. Siete fueron adjudicados a Total Energies y uno a BP, con un precio promedio cercano a los 12 dólares por millón de BTU. No está claro si esa provisión alcanzará para cubrir toda la demanda invernal, o si habrá que salir nuevamente al mercado a comprar a valores más altos.
Con un mercado energético internacional cada vez más condicionado por los conflictos geopolíticos, la Argentina queda expuesta a los vaivenes del precio del petróleo y, especialmente, del gas.
El impacto sobre los combustibles ya se empezó a sentir, pero la mayor preocupación es el costo que implicará sostener el abastecimiento en pleno invierno, en un contexto de ajuste fiscal y de tarifas todavía reguladas. El conflicto en Medio Oriente puede parecer lejano, pero sus efectos económicos llegan hasta el corazón del país.