
La fractura en el frente sindical del peronismo volvió a quedar expuesta tras las declaraciones de Gerardo Martínez, secretario general de la UOCRA y referente de la conducción de la CGT, quien pidió un recambio generacional en el Partido Justicialista y minimizó el rol de Cristina Fernández de Kirchner: “Es una compañera más”.
El mensaje llegó en medio de la escalada de tensión entre la cúpula de la central obrera y el sector kirchnerista, que exige acciones más contundentes frente a la condena y prisión domiciliaria de la expresidenta. La ausencia de “los Gordos” en la movilización de Plaza de Mayo marcó un nuevo punto de quiebre.
Martínez habló tras el encuentro del Consejo de Mayo, convocado por el Gobierno para organizar una hoja de ruta legislativa. Allí, ante medios acreditados, sostuvo que el peronismo “tiene que generar un proceso de cambio generacional” y llamó a “construir una nueva unidad desde abajo, sin dueños del partido”.
“Nadie tiene una acción de oro en el peronismo”, remarcó el dirigente, en alusión directa a la centralidad que aún ostenta el kirchnerismo. “Hay muchos cuadros territoriales y nacionales capaces de encabezar una nueva etapa”, sostuvo, en un mensaje que fue bien recibido por varios gobernadores del PJ.
Entre ellos, el riojano Ricardo Quintela consideró que la detención de CFK puede ser “una oportunidad para reencontrarse” y diseñar una propuesta amplia. “No se puede inventar un liderazgo, tiene que surgir de una mesa horizontal que integre a todos los sectores del movimiento”, planteó.
El contrapunto es claro: mientras sectores como la UOCRA buscan mantener diálogo con el Ejecutivo, los gremios alineados con el kirchnerismo presionan por una ruptura total y por la activación de un plan de lucha nacional. La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) encabezó esa avanzada con una convocatoria pública.
“Queremos un confederal para definir un plan de acción. La CGT no puede estar ausente cuando la gente la pasa mal”, dijo Abel Furlán, titular de la UOM. La mayoría de los sindicatos K, que aún conservan cargos en el Consejo Directivo de la CGT, acompañan la iniciativa.
La conducción mayoritaria, sin embargo, mantiene cautela. Martínez ratificó que el camino elegido es el diálogo institucional con la Casa Rosada, aunque puso condiciones: “Necesitamos que frenen el cepo a las paritarias y no avancen con nuevas reformas laborales”.
La interna sindical se vuelve cada vez más difícil de contener. La discusión excede a Cristina Kirchner y se proyecta sobre el futuro mismo del peronismo, donde las posiciones comienzan a realinearse de cara a una etapa sin liderazgo definido y con un electorado fragmentado.
En ese escenario, la CGT ya se muestra decidida a disputar poder político. Y lo hace marcando distancia del cristinismo y proponiendo una nueva etapa. “Como en la renovación del ’83, hay que barajar y dar de nuevo”, concluyó un dirigente cegetista que participó de la reunión.