
Tamy, el elefante asiático que pasó cuatro décadas en el exzoológico de Mendoza tras ser abandonado por un circo, murió a los 55 años. Desde 1984 vivía en el predio ubicado en el Parque General San Martín, actualmente reconvertido en Ecoparque, luego de que el circo Hermanas Gasca no pudiera cruzarlo a Chile durante una gira.
Durante sus últimos años, Tamy fue parte del programa de transformación del exzoológico en un espacio más respetuoso con el bienestar animal. Recibía atención veterinaria especializada, entrenamiento positivo y una dieta adaptada. Todo formaba parte de un proceso de preparación para ser trasladado al Santuario de Elefantes de Brasil, en Chapada dos Guimarães, pero su deteriorado estado de salud —producto del cautiverio y los años de encierro— impidió concretar el viaje.
El recinto que habitaba había sido reacondicionado especialmente para el ejemplar, con zonas de sombra, puertas diseñadas para facilitar procedimientos médicos y un sistema de contacto controlado con sus cuidadores. Incluso fue evaluado por el equipo del Global Sanctuary for Elephants, que adaptó su medicación y alimentación para mejorar su calidad de vida en la vejez.
Su muerte marca un capítulo en la historia de los zoológicos argentinos y su transición hacia modelos de mayor conciencia ambiental y bienestar animal. Tamy compartió parte de su historia con otras elefantas que también vivieron en el Ecoparque: Pocha, Guillermina y Kenya.
Pocha y Guillermina fueron trasladadas exitosamente al santuario en Brasil en 2022. Sin embargo, Pocha falleció pocos meses después debido a una enfermedad renal crónica. Su hija Guillermina permanece en el lugar, acompañada por otras elefantas rescatadas de distintas partes del mundo.
Ahora, Kenya es la única elefanta que permanece en Mendoza. Se encuentra en la fase final de su entrenamiento para ser trasladada, lo que marcará el cierre de una etapa histórica para el Ecoparque mendocino y la promesa de una nueva vida en libertad.