
En la madrugada del lunes 24 de junio, un violento deslizamiento de tierra golpeó la vereda Granizal, en el municipio de Bello, Antioquia, dejando al menos 10 personas muertas, unas 15 desaparecidas y más de 50 viviendas destruidas. El desastre fue provocado por el desbordamiento de la quebrada La Negra (o La Seca), tras intensas lluvias que saturaron el terreno.
El alud sepultó parte del asentamiento Altos de la Luna alrededor de las 3:20 a.m., sorprendiendo a las familias mientras dormían. Las imágenes del lugar muestran lodo, escombros y estructuras derruidas. Entre los fallecidos hay niños, y un bebé de seis meses fue rescatado con vida junto a su madre, un hecho que ha conmovido a la comunidad.
La emergencia obligó a evacuar a más de 1.000 personas de forma preventiva, y otras 200 quedaron damnificadas directamente por el deslizamiento. Se habilitaron cinco albergues temporales en instituciones locales: Regalo de Dios, Fe y Alegría Grijelmo, Piscina Euclides, Oasis de Paz y Casa Bethania.
Las autoridades locales y nacionales activaron un protocolo de emergencia, movilizando ayuda humanitaria y recursos logísticos. El riesgo de nuevos movimientos de tierra impide que muchos regresen a sus hogares. Se prioriza la seguridad en zonas de alto riesgo, como Altos de Oriente 1 y 2 y Manantiales.
La operación de búsqueda y rescate se ha desarrollado en condiciones adversas. Más de 120 socorristas entre bomberos, Policía, Defensa Civil, Cruz Roja y Ejército trabajan contra el tiempo, enfrentando terreno inestable y lluvias persistentes. Se utilizan radares, sensores geológicos y maquinaria pesada.
El acceso a la zona de desastre es descrito como "extremadamente complejo". Las labores de rescate se han suspendido en varias ocasiones por el riesgo de nuevos deslizamientos. Una tubería de agua rota habría acelerado la saturación del suelo, elevando el peligro para rescatistas y habitantes.
#Atención/ comunidad trabaja en santo domingo y el pinal para localizar personas desaparecidas en esta tragedia que enluta a Medellín y Bello pic.twitter.com/zs1WQA27YH
— Denuncias Antioquia (@DenunciasAntio2) June 25, 2025
Pese al peligro, muchos vecinos han colaborado en la búsqueda de sus seres queridos. Algunos cavaban con palas o con sus propias manos, arriesgando su vida en medio del lodo. Las escenas de solidaridad contrastan con el drama humano que se vive en cada rincón de la vereda afectada.
Los testimonios son desgarradores. Una mujer relató que escuchó "un estruendo como de rocas cayendo" y, al salir, encontró su vivienda completamente destruida. "Solo alcanzamos a salir con lo que teníamos puesto", dijo. Muchos no han logrado encontrar a sus familiares.
Este desastre ocurre en medio de una temporada de lluvias especialmente intensa en Colombia, iniciada en abril. Bello y Medellín ya habían registrado emergencias menores en días anteriores. Las autoridades habían emitido alertas, pero la magnitud del alud superó toda previsión.
Antioquia es una región históricamente propensa a este tipo de eventos. En la memoria colectiva persisten tragedias como la de Villatina (1987), donde murieron unas 500 personas, o Salgar (2015), con 104 víctimas. La combinación de urbanización informal, lluvias y falta de prevención sigue siendo letal.
Así fue el alud que borró a todo un barrio en Bello y dejó 10 muertos y 15 desaparecidos https://t.co/sjJPmau5Bv
— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) June 25, 2025
El deslizamiento en Bello revela una vez más las graves deficiencias estructurales en la gestión del riesgo en zonas de alta densidad poblacional. Aunque las lluvias fueron intensas, la ocupación de laderas y la ausencia de infraestructura adecuada agravaron las consecuencias. Es probable, con más de 80% de certeza, que este evento se repita si no se implementan planes de ordenamiento y mitigación urgentes.
A medida que avanza la emergencia, se impone una discusión nacional sobre el papel del Estado y la planificación urbana. El foco no puede limitarse a la reacción tras la tragedia; se necesita prevención con enfoque territorial y participación comunitaria. De lo contrario, Bello podría convertirse en un nuevo caso recurrente dentro de un patrón evitable.