
La misión técnica del Fondo Monetario Internacional ya se encuentra en la Argentina para auditar las cuentas públicas, en el marco del nuevo programa acordado con el Gobierno por US$ 20.000 millones, de los cuales ya se desembolsaron US$ 12.000 millones. Ahora, el organismo debe verificar el cumplimiento de las metas fijadas en abril: reducción del déficit fiscal, nula asistencia del Banco Central al Tesoro y acumulación de reservas netas.
Ajuste cumplido (y con margen)
El recorte sobre obra pública, subsidios económicos y transferencias a las provincias, entre otros rubros, permitió al Gobierno superar con holgura el primer objetivo. A mayo, se registró un superávit primario —la diferencia entre ingresos y gastos, antes del pago de deuda— de $6,9 billones, frente a una meta de $6,07 billones.
Pese a este cumplimiento, el Gobierno anticipa una segunda vuelta de ajuste. El resultado fiscal de mayo fue más modesto de lo esperado para un mes tradicionalmente fuerte en recaudación, y se avecinan gastos estacionales relevantes, como el pago de aguinaldos en la administración pública.
En materia monetaria, también se cumplieron los compromisos. No hubo asistencia directa del Banco Central al Tesoro y, más aún, se evitó la compra de dólares dentro de la banda cambiaria para no expandir la base monetaria con emisión. Una señal de ortodoxia, celebrada por el staff técnico del Fondo.
El punto más débil sigue siendo la acumulación de reservas. A mediados de junio, el objetivo era tener un saldo negativo de no más de US$ 500 millones. Sin embargo, según estimaciones de la consultora Eco Go, aún faltarían sumar US$ 3.700 millones para cumplir con los niveles acordados
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— @EcoGo Consultores (@EcoGoConsultor1) June 25, 2025
📌Comienza la revisión del FMI. Los datos de mayo muestran que a pesar de la retracción de los recursos (-13,9% i.a.) y de una caída en el gasto primario mucho menor (1,9% i.a.), se alcanzó superávit fiscal y financiero. pic.twitter.com/hQPYAXgs7I
El camino elegido para engrosar las arcas del BCRA fue el endeudamiento: colocación de BONTE, operaciones de REPO con bancos privados y desembolsos de otros organismos internacionales. Dólares que tarde o temprano habrá que devolver, en un contexto donde el mercado de crédito global aún le cierra la puerta a la Argentina.
En este escenario, el Gobierno recibió un revés: la calificadora MSCI mantuvo al país como "standalone", es decir, fuera de cualquier categoría de mercado emergente o fronterizo, frustrando las expectativas oficiales de mejora.
Mientras tanto, el Gobierno interviene en el mercado de dólar futuro para contener expectativas de devaluación y sostener condiciones favorables para quienes apuestan al carry trade. En mayo, el Gobierno vendió contratos por US$ 1.500 millones, según el último informe del BCRA. Desde fuentes oficiales aseguraron que la medida "fue consensuada con el FMI".
El Fondo, que en su momento fue tolerante con el incumplimiento de metas del gobierno anterior, parece dispuesto a aplicar la misma lógica ahora. El recurso del waiver —la dispensa por no cumplir con una meta puntual— está sobre la mesa, siempre y cuando el rumbo económico se mantenga en línea con los principios acordados.
Si el Fondo celebra el plan, mejor abrocharse los cinturones.