
Pocos actores tienen el honor de poder decir que tienen una carrera casi perfecta. Lo de Brad Pitt, a esta altura, es para sentarse y aplaudir desde el minuto 0. Porque así son las cosas con F1, la nueva película de Joseph Kosinski (Top Gun Maverick).
F1 es la historia de Sonny Hayes, un piloto de Fórmula 1 con mucha promesa que después de un accidente termina enredado en una espiral de malas decisiones que implican apuestas y carreras que ponen en riesgo su salud. Es la aparición de un viejo compañero de competencia el que le devuelve las ganas de vivir.
Así empieza F1, una película de acción como las de antes. Como las que ya no se hacen. Kosinski vuelve a demostrar por qué entiende tan bien el concepto de película pochoclera, con una película en donde no hay una nota en falso. Todos los actores están a la altura. Porque lo de Kerri Condon, nominada al Oscar por Los espíritus de la isla, no sorprende. Pero lo de Damson Idris es fenomenal. Hay que bancarse coprotagonizar una película con Brad Pitt.
Fotografía y música dan en la tecla con esta producción que tiene casi dos horas y cuarto de duración pero que en ningún momento se sienten. No hay algo que se sienta excesivo en la construcción del relato, más allá de alguna línea que puede estar un poco forzada o puede ser demasiado expositiva.
Gran acierto y gran opción para que vayan a ver los fanáticos de la Fórmula 1. Pero también los espectadores promedios. Hay sello de garantía de Warner Bros.