Brasil: ocho muertos en Praia Grande tras incendiarse un globo aerostático

El amanecer en Praia Grande, Santa Catarina, conocido destino turístico del sur de Brasil, se convirtió en un escenario de horror. Un globo aerostático operado por la empresa Sobrevoar, que transportaba a 21 personas en un paseo escénico, sufrió un incendio repentino en la canasta que lo sostenía. El fuego envolvió rápidamente el compartimento, lo que obligó a tomar decisiones desesperadas en pleno vuelo.

A pesar de las condiciones climáticas favorables, con cielo despejado y sin viento, las llamas se intensificaron con rapidez. El piloto, en un intento de salvar a los pasajeros, inició un descenso de emergencia y dio la orden de saltar. Trece personas sobrevivieron, muchas con lesiones graves, pero ocho murieron: cuatro por quemaduras y otras cuatro por el impacto tras saltar desde altura considerable.

Una tragedia en pleno vuelo

El video del incidente, ampliamente difundido, muestra el globo en llamas mientras pierde sustentación. Algunos pasajeros saltan en caída libre, otros quedan atrapados en la canasta. Según autoridades locales, entre las víctimas había una madre con su hija, una pareja y un reconocido patinador artístico, lo que ha conmocionado al país.

Las tareas de rescate fueron complicadas por la dispersión de los cuerpos y la presencia de focos secundarios de fuego cerca del lugar del impacto. Personal médico de un centro de salud cercano intervino en los primeros auxilios, pero cuatro personas ya habían fallecido en el lugar, y otras no sobrevivieron al llegar al hospital.

Investigación en curso y posible negligencia

La Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) abrió una investigación formal junto con la Policía Civil de Santa Catarina. El incendio habría comenzado por el uso de un soplete auxiliar o una posible fuga de gas en el sistema de combustión del globo, aunque esto aún no ha sido confirmado de forma oficial.

La empresa Sobrevoar anunció la suspensión indefinida de sus actividades y expresó sus condolencias a las familias. Se supo que el piloto tenía licencia vigente y experiencia previa, lo que abre interrogantes sobre la seguridad técnica del equipo y el mantenimiento del globo.

#Brasil - La imagen de los turistas ocupantes del globo que se incendio en pleno vuelo la semana pasada (@ruidiaz_ddhh)
Sucedió en Praia Grande, ubicada en el sur del estado de Santa Catarina

Se reveló la frase que el piloto del globo aerostático que se prendió fuego dijo… pic.twitter.com/vyouAOzII0

— Jorge Kurrle (@jorgekurrle) June 24, 2025

Seguridad turística en entredicho

Brasil ha experimentado un auge del turismo en globo aerostático, especialmente en zonas como Praia Grande. Sin embargo, las regulaciones para vuelos turísticos son laxas y varían por estado, lo que dificulta la fiscalización uniforme. Este es el segundo accidente en una semana en el país, tras otro suceso similar con una víctima mortal y varios heridos.

El gobernador de Santa Catarina, Jorginho Mello, y el presidente Lula da Silva expresaron públicamente sus condolencias y prometieron fortalecer los protocolos de seguridad en actividades turísticas de alto riesgo. El Congreso brasileño podría retomar proyectos de ley que habían sido archivados, relacionados con normas más estrictas para operadores turísticos aéreos.

🇧🇷 || Un globo turístico con 21 personas a bordo cayó este sábado en Praia Grande, Brasil, tras incendiarse en el aire. El accidente dejó 8 mu3rt0s y 13 heridos, según confirmó el gobernador Jorginho Mello. pic.twitter.com/WkVQcC6fuq

— informativo217 (@informativo217) June 21, 2025

Tragedia evitable y falta de regulación

Lo ocurrido en Praia Grande no fue simplemente un accidente aislado, sino el resultado de vacíos regulatorios persistentes y de una industria turística que prioriza la expansión sobre la seguridad. Aunque el piloto actuó con rapidez y posiblemente salvó vidas, la falta de mecanismos de inspección rigurosos permitió que un globo con deficiencias técnicas potenciales siguiera operando.

En un país donde el turismo representa una fuente creciente de ingresos, el Estado brasileño enfrenta ahora el dilema entre fomentar el desarrollo de estos sectores o imponer reglas claras que prevengan tragedias. Esta catástrofe debería convertirse en un punto de inflexión para diseñar políticas públicas que no esperen a que ocho personas mueran antes de actuar.