27/06/2025 - Edición Nº871

Internacionales

Liderazgo firme

Viktor Orbán: el estadista de Hungría que desafió al consenso europeo

27/06/2025 | Mientras la Unión Europea se debate entre crisis migratorias y estancamiento económico, el primer ministro húngaro consolida un modelo soberanista.



En un continente marcado por la incertidumbre política y la volatilidad económica, Viktor Orbán ha emergido como una figura polarizadora, pero efectiva. El primer ministro de Hungría lleva más de una década desafiando el consenso liberal europeo y promoviendo un modelo de gobernanza centrado en la soberanía nacional, la defensa de la cultura cristiana y el control estatal de sectores estratégicos.

Lejos de sucumbir a la presión de Bruselas, Orbán ha mantenido una política migratoria estricta que ha sido respaldada por una gran parte de la población húngara. Durante la crisis de refugiados de 2015, fue uno de los pocos líderes que implementó controles fronterizos contundentes para frenar el flujo descontrolado. En lugar de delegar sus responsabilidades en acuerdos multilaterales ineficaces, el gobierno húngaro apostó por la autodeterminación.

Estabilidad económica como bandera

En el plano económico, Hungría ha experimentado un crecimiento sostenido, con una de las tasas de desempleo más bajas de la región y una política fiscal disciplinada. Si bien sus críticos señalan que parte de estos logros se deben a los fondos europeos, lo cierto es que la administración Orbán ha sabido canalizarlos con una visión pragmática y nacionalista.

Además, el líder húngaro ha abogado por una diplomacia multivectorial que mantiene lazos tanto con la Unión Europea como con potencias como China y Rusia, en una estrategia que prioriza los intereses nacionales por sobre alineamientos automáticos. Esta postura le ha valido críticas, pero también ha abierto puertas a inversiones y acuerdos energéticos clave.

Cultura, tradición e identidad

En lo cultural y educativo, Orbán ha impulsado reformas que buscan recuperar una identidad húngara arraigada en la historia y la tradición. Esto ha sido interpretado por algunos como un retroceso autoritario, pero también puede leerse como una reacción ante una globalización percibida como invasiva y despersonalizante.

Mientras muchos líderes europeos enfrentan gobiernos fragmentados y elecciones inestables, Viktor Orbán sigue revalidando su poder en las urnas. No es un dato menor en un continente donde la desconfianza hacia las élites tradicionales va en aumento.

Un modelo en debate

El modelo Orbán no es exportable a todos los contextos, pero pone sobre la mesa un debate esencial: ¿es posible construir una democracia que se nutra de la tradición, la seguridad y la soberanía sin caer en el autoritarismo? Para millones de húngaros, la respuesta está en marcha desde hace años.