
Un nuevo operativo antidroga en la frontera norte del país volvió a exponer los métodos con los que las bandas narco intentan sortear los controles. Esta vez, ocurrió en la zona de confluencia de los ríos Tarija y Bermejo, en el límite entre Argentina y Bolivia. Allí efectivos de Gendarmería incautaron más de 37 kilos de cocaína, casi 400 kilos de hojas de coca, miles de cigarrillos de contrabando y un arma de fuego que acompañaba la carga. Los involucrados huyeron nadando.
El procedimiento se llevó a cabo durante un patrullaje de la Sección “Agua Blanca”, dependiente del Escuadrón 20 “Orán”, que contó con apoyo de las Unidades de Reconocimiento “Comandante Fontana” y “Santiago del Estero”. Fue en ese contexto que los agentes detectaron a un grupo de personas que transportaban mochilas al hombro y bultos con forma de jangadas, cruzando el río a pie y flotando sobre las cargas.
Al notar la presencia de los uniformados, los sospechosos abandonaron los bultos y se lanzaron al agua, escapando hacia la margen boliviana del río. No hubo detenidos, pero sí un hallazgo que encendió las alarmas.
Por disposición de la Fiscalía Federal de Orán, los elementos fueron trasladados hasta la unidad para su revisión. Allí se constató que en tres mochilas había 36 paquetes rectangulares cuidadosamente envueltos en plástico, con un peso total de 37 kilos de cocaína, según arrojó el narcotest. Junto a ellos, también se encontró una pistola calibre 9 mm con cargador y seis municiones.
En paralelo, se inspeccionaron otros 30 bultos que contenían 390 kilos de hojas de coca y 8.750 atados de cigarrillos, todos productos prohibidos o controlados por las leyes argentinas y sin documentación que avale su tránsito legal.
El cruce clandestino de mercancía por el río Bermejo no es nuevo, pero en los últimos meses se han intensificado los controles por parte de las fuerzas federales. La combinación de terrenos de difícil acceso, escasa presencia estatal en algunos puntos y conexiones logísticas transnacionales, convierte a esa zona en una de las más permeables del país para el tráfico de drogas y mercadería ilegal.
El uso de jangadas —estructuras improvisadas que flotan como balsas— y mochilas con doble fondo es parte de un patrón ya detectado en otros operativos. La modalidad apunta a evadir el radar de los controles vehiculares y aprovechar los pasos informales por agua, muchas veces utilizados por habitantes locales para actividades cotidianas.
Las imágenes que acompañaron el procedimiento muestran las mochilas empapadas, los paquetes perfectamente sellados y las hojas de coca distribuidas en bolsas de arpillera. Las autoridades señalaron que la carga tenía como destino centros urbanos de distribución dentro de Argentina, aunque no se brindaron más detalles sobre los posibles receptores.
LN