
Kevin Durant le dijo adiós al desierto de Arizona. Su llegada a los Phoenix Suns en 2023 estuvo plagada de expectativas e ilusiones, ya que no sólo firmaba para una franquicia histórica que tiene hambre de gloria sino que también lo hizo a sabiendas de que iba a formar, en los papeles, un gran Big Three junto a Devin Booker y Bradley Beal.
Sin embargo, fue un paso sin gloria por los Suns, ya que nunca pudo lograr el anillo tan deseado, ni siquiera con tres respetados entrenadores como Monty Williams (quien lo pidió), Frank Vogel (ex-Lakers) y Mike Budenholzer (campeón con Milwaukee Bucks en 2021).
Ahora, en el traspaso que revoluciona el mercado, Durant aterriza en un equipo nuevo y con energía juvenil: los Houston Rockets, que tienen en su plantilla a Alperen Şengün como base del futuro, Amen Thompson como disruptor defensivo y un viejo conocido en el banco como Ime Udoka. Los Rockets, que fueron segundos en el Oeste pero quedaron eliminados en primera ronda de los Playoffs, buscan con su refuerzo dar el salto de calidad.
A cambio, en Phoenix reciben a Jalen Green, Dillon Brooks, el pick 10 del Draft y cinco segundas rondas. Un botín considerable, pero todo dependerá de cómo se amolden a la franquicia y a las ideas de Jordan Ott, un nuevo entrenador con 12 años en la NBA como asistente pero sin experiencia como coach titular.
“Los Suns querían que me fuera. Yo estoy contento. Ellos consiguieron lo que querían y yo también”, declaró Durant sin eufemismos en el Fanatic Fest 2025, una especie de Comic-Con del deporte que se celebró del 20 al 22 de junio en Nueva York.
Como si fuera poca la falta de comunicación, la estrella de la NBA reconoció que se enteró allí mismo de la confirmación de su pase, aunque no lo sorprendió del todo: "Tenía una idea de que iba a ir a Rockets, pero no sabía realmente cuándo iba a pasar. Fue loco que ocurra justo cuando estoy ahora en el escenario".
Durant llegó a los Suns en 2023 con la promesa de formar un Big Three junto a Devin Booker y Bradley Beal. La dupla con Booker funcionó, pero no así con el base, que nunca pudo afianzarse en el equipo y pocas veces fue la figura que supo brillar en los Washington Wizards.
Aunque públicamente todo parecía cordial, en la cancha se notaba cierta disonancia entre KD y Beal, sobre todo porque parecía haber una superposición confusa sobre el rol de cada uno: ambos necesitaban el control del balón, pero sin una estructura clara que los potencie a la vez. En cambio, con Devin Booker había química y roles bien definidos: el escolta como anotador y el alero como eje ofensivo.
Pese a haber tenido un buen comienzo en 2023 cuando llegaron a las semifinales del Oeste, en 2024 fueron barridos 4-0 por Minnesota en primera ronda y en 2025 ni siquiera clasificaron al play-in (récord 36-46), convirtiendo la temporada en un fracaso rotuno y la gota que rebalsó el vaso de la paciencia, tanto de Durant como de los directivos.
I have to contest this 94 footer. This some bullshit to throw on us. Yea yea yea we were trash this year ha ha ha but we NEVER got close to this. NEVER https://t.co/JfjA7wmLa7
— Kevin Durant (@KDTrey5) June 20, 2025
Hace una semana salió a responder un tuit del perfil NBACentral, que aseguraba que había habido golpes de puño entre los jugadores. "¡Menuda porquería que nos echaron encima! Sí, sí, sí, fuimos un desastre este año, ja, ja, ja, pero nunca nos acercamos a eso. Nunca".
¿KD llega para ser la pieza ganadora que impulse a Houston al anillo o es apenas el epílogo decorativo de su carrera? Su talento sigue intacto (mientras se cuide de las lesiones), pero las dudas también.
Lo cierto es que, en una NBA cada vez más vertiginosa, Durant eligió volver a empezar. Otra vez. Como en los Warriors, los Nets, los Suns y ahora en los Rockets. Entre esas incógnitas, además, se barajan varios refuerzos para acompañar su odisea, incluso el de James Harden, ídolo de la franquicia texana y con quien volvería a ser un dúo letal.