
A partir de mañana, finalizará la rebaja temporal en los derechos de exportación para el complejo granario y derivados. En paralelo a los reclamos de toda la agroindustria, diputados, senadores y gobernadores para que se elimine este impuesto, un grupo de legisladores nacionales y referentes de entidades del sector agropecuario analizaron el impacto del esquema de derechos de exportación sobre la producción, las economías regionales y el ingreso de divisas.
El foco del encuentro estuvo puesto en las consecuencias de regresar a las alícuotas anteriores, y en los efectos fiscales y productivos de mantener o reducir estos tributos.
De este modo, directivos de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), Fundación Barbechando y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), expusieron sus proyecciones.
En este sentido, coincidieron en remarcar los efectos negativos que tendría un aumento de las retenciones sobre los cultivos de soja y maíz. El impacto sería tanto para la producción como el ingreso de divisas.
Como se recordará, mientras este beneficio se extendió en trigo y cebada hasta marzo de 2026, el resto de los cultivos volverán a sus niveles habituales. De este modo, soja y derivados tributarán 33% y 31%, respectivamente; maíz y sorgo 12% y girasol un 7%.
Se vence el decreto que bajó temporalmente los derechos de exportación‼️
— BARBECHANDO 🇦🇷 (@Barbechando) June 27, 2025
Te compartimos los escenarios posibles ⬇️
Gracias a @crea_arg @FundacionFada y @Bolsadecereales por los aportes 📊 pic.twitter.com/tK0g1Gcycu
De acuerdo con CREA, si se vuelve a las alícuotas anteriores de derechos de exportación (33% en el poroto)) el 80% de la superficie destinada a soja en campos arrendados quedaría en situación de inviabilidad económica.
Por el lado del maíz, esa proporción alcanzaría al 60% de la superficie. En ese escenario, el Estado recaudaría un 33% sobre la producción, mientras que los márgenes de rentabilidad de los productores se reducirían a cero.
Según consideraron desde FADA, “se trata de una política pública regresiva que no solo perjudica al sector agroindustrial, sino que también atenta contra el desarrollo federal de nuestro país y la sostenibilidad económica y social de las localidades del interior”.
El segundo escenario considerado es la extensión de la rebaja provisoria vigente en los derechos de exportación, con una soja en un nivel de 26%. Bajo este esquema, CREA estimó que el área de cultivo con márgenes positivos se triplicaría. En promedio, el 50% de la superficie sembrada con soja y maíz pasaría a ser económicamente viable.
El análisis de FADA también contempló este escenario y según calcularon desde la entidad, el costo fiscal de mantener la reducción provisoria de los derechos de exportación sería de U$S 737 millones, equivalente al 0,15% del PBI 2025.
Sin embargo, proyectaron que este monto se reduciría a U$S 608 millones netos si se computa el aumento esperado en la recaudación por Impuesto a las Ganancias, estimado en U$S 129 millones.
“Estamos ante una definición clave. No se trata solo de ingresos fiscales, sino del impacto en la superficie cultivada, en la inversión productiva y en la capacidad del campo para generar empleo y divisas”, afirmaron desde la BCBA.
La bolsa porteña anticipó que si se mantiene el esquema de rebaja temporal vigente hasta hoy, la producción total de granos podría pasar del actual promedio de 130 millones de toneladas a 147 millones.
Según los datos expuestos por la BCBA el impacto fiscal neto se compensaría con otras fuentes de recaudación, alcanzando un saldo positivo de U$S 345 millones
El análisis de largo plazo considera, además, el efecto multiplicador sobre el empleo. Bajo este segundo escenario, se estima que podrían generarse 55.000 nuevos puestos de trabajo hacia la campaña 2028/29.
El tercer escenario analizado fue la posibilidad de establecer un cronograma a la baja progresiva en los derechos de exportación. De acuerdo con CREA, esta alternativa mejoraría la rentabilidad de los cultivos y sólo un 12% del maíz quedaría fuera de márgenes positivos.
Además, la reducción de retenciones incentivaría el uso de tecnologías vinculadas al manejo de suelos, fertilización y maquinaria, generando un impacto positivo sobre la productividad.
“La mejora de márgenes y condiciones de mercado puede traducirse en mayor inversión en tecnología, que es clave para sostener la competitividad a largo plazo”, concluyó un especialista de CREA.