
En el marco de Argentina Visión 2040, el evento organizado por ADBlick Agro, Argensun Foods, el Centro de Agronegocios de la Universidad Austral y Lartirigoyen, distintos referentes del sector agroindustrial compartieron experiencias enfocadas en cómo la innovación, la tecnología y el trabajo colaborativo generan nuevas formas de producción con valor agregado.
Manuel Ron, presidente de Bio4 y presidente de Maizall, señaló que “descarbonizar la economía es un proceso de gran magnitud” y que se trata de una “transición energética monumental”. El directivo reflexionó que este proceso aún no se está dando a la velocidad necesaria: “Se consumen cada vez más fósiles. La inteligencia artificial, por ejemplo, demanda gran cantidad de energía”.
Ron recordó que Bio4 comenzó hace dos décadas junto a productores del sur de Córdoba y que actualmente producen etanol, biogás, electricidad, biofertilizantes y exportan tecnología. “Se necesita infraestructura, inversión y trabajo colaborativo”, indicó.
Desde la producción porcina, Daniel Fenoglio, CEO de Cabaña Argentina, explicó cómo el agregado de valor se extiende desde el maíz hacia la carne y la energía. “Un cerdo convierte 2,6 kilos de alimento en carne, de los cuales 1,8 kilos son maíz. Lo que cuesta 600 pesos se transforma en hasta 5.000 pesos en un matambre y hasta 40.000 en un jamón curado”, detalló.
Además, destacó que los efluentes del criadero se utilizan para generar biogás en una planta propia, parte del cual se vende a la red eléctrica y otra parte se utiliza como fertilizante.
Fenoglio también describió cómo se aplican tecnologías de sensores y algoritmos en los criaderos: “Se monitorean emisiones, niveles de CO2 y temperatura. Incluso se mide la tos o los gruñidos de los animales. El algoritmo calcula la cantidad exacta de alimento y monitorea el bienestar”. Según explicó, “el 70% del costo de un cerdo es alimentación, y con estas tecnologías se puede producir de manera eficiente y pagar buenos sueldos”.
Agustina Veiga, directora comercial de UPL Argentina, planteó que más allá del desarrollo tecnológico, el foco debe estar en las personas. “Hablamos mucho de inteligencia artificial, pero a veces olvidamos el para qué: es para las personas”, sostuvo. Señaló la necesidad de reducir la brecha entre las herramientas disponibles y su implementación real. “La mayoría sigue usando Excel. Si no generamos una cultura de aprendizaje, no se puede trasladar valor a los clientes”, dijo.
Veiga también advirtió que el desafío no es exclusivo de las nuevas generaciones: “El problema no es de los jóvenes, es nuestro. Tenemos que seguir aprendiendo. Si no sabemos, hay que salir a buscar ayuda”.
Por su parte, Fernando García Cozzi, ejecutivo de Cargill LATAM, hizo referencia al cambio demográfico global: “Empezó a verse una baja en el crecimiento poblacional. En China, la población decreció en los últimos tres años”. Frente a esta realidad, propuso repensar los modelos de producción: “Hay que evaluar si seguiremos expandiendo los principales cultivos o diversificaremos la producción”.
El evento reunió a empresarios, técnicos y representantes del sistema científico que coincidieron en la necesidad de transformar los modelos actuales mediante innovación aplicada, inversión y nuevas alianzas para aprovechar las oportunidades que ofrece el agregado de valor en la cadena agroindustrial.