
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, decidió no asistir al Senado este miércoles, donde debía completar la exposición del informe 143° de gestión. La decisión, confirmada por fuentes de la Cámara alta y de la Casa Rosada, responde a un conflicto abierto con la senadora fueguina Cristina López, quien lo había calificado de “mentiroso” en plena sesión.
Francos esperaba una disculpa pública de la legisladora, que no llegó. El enfrentamiento se originó la semana pasada, cuando el funcionario abandonó abruptamente el recinto tras los dichos de López. “¿Para qué me voy a quedar si no me creen?”, declaró en aquella ocasión, visiblemente molesto ante la prensa parlamentaria.
Durante su intervención, la senadora peronista había cuestionado al Gobierno por su política sobre la soberanía del Atlántico Sur y afirmó que para Milei y Francos “Tierra del Fuego es solo un punto en el mapa para negociar con las potencias extranjeras”. Luego sentenció: “Leí las respuestas que nos mandó y debo decirle que la verdad es un mentiroso”.
Tras el cruce, Francos pidió que la legisladora se retractara, pero López se negó tajantemente. El episodio desató una fuerte crisis institucional que ahora derivó en la cancelación de la sesión prevista, en la que el jefe de Gabinete debía responder las preguntas pendientes del informe ante el Senado.
La jornada había sido convocada oficialmente por la vicepresidenta Victoria Villarruel, a pedido del bloque peronista que lidera el senador José Mayans. Pese a la expectativa generada, el principal protagonista de la sesión no se presentará, lo que deja en suspenso el desarrollo del debate y complica el ya frágil vínculo entre el Poder Ejecutivo y el Congreso.
Mientras tanto, en los pasillos legislativos se debate cómo continuar con el cronograma institucional tras esta ruptura del diálogo directo. El gesto de Francos, lejos de ser solo un desplante, deja entrever un endurecimiento del Gobierno ante los cuestionamientos parlamentarios más duros.