
Desde este mes de julio, la tira Mafalda, creada por Joaquín Salvador Lavado, conocido como Quino, dejó de ser publicada por Ediciones de la Flor. Fue la editorial que durante más de cinco décadas le dio hogar y marcó el fin de una relación histórica entre el dibujante argentino, fallecido en septiembre de 2020, y la editorial liderada por Daniel Divinsky y Ana María “Kuki” Miller.
La colaboración no solo impulsó la popularidad de Mafalda, sino que también consolidó a Ediciones de la Flor como un referente cultural en Argentina. Según un comunicado de la editorial, la decisión fue tomada por los sobrinos herederos de Quino, y la obra pasará ahora a ser publicada por Penguin Random House.
“Lamentamos que, por decisión de sus sobrinos herederos, no podamos continuar cuidando su obra como lo hemos hecho desde que nos eligió como su casa, hace más de medio siglo”, señaló la editorial. El cambio de editorial se precipitó tras la muerte de Julieta Colombo, sobrina de Quino, quien manejó la obra del artista con fidelidad a su visión hasta su fallecimiento. Según le contó Kuki Miller a Infobae, “al morir Julieta, las decisiones quedaron en manos de los sobrinos, propietarios de toda la obra”, quienes, al parecer, no compartían el mismo apego laboral por las decisiones de su tío. Miller expresó su desconcierto: “Me cuesta entender el motivo por el cual los sobrinos tomaron esta decisión. Más de una vez cuando hablábamos con Quino del tiempo que llevábamos publicándolo me decía: ‘En Argentina Ediciones de la Flor dejará de editarme cuando vos lo decidas’”.
La relación entre Quino y Ediciones de la Flor comenzó en un contexto de amistad y confianza. Todo empezó en 1966, cuando los primeros volúmenes de Mafalda fueron publicados por la editorial Jorge Álvarez, pero tras problemas económicos y legales, Quino propuso a Divinsky y Miller continuar con la serie a partir del tomo seis.
El origen de Mafalda se remonta a 1962, cuando Quino aceptó crear una historieta para promocionar electrodomésticos Mansfield, aunque el proyecto fue rechazado por el diario Clarín por su evidente intención publicitaria. Sin desanimarse, Quino perfeccionó la tira hasta que, en 1964, Primera Plana la acogió, dando vida a la niña curiosa y crítica que conquistaría a millones.