
La decisión del Departamento de Defensa de Estados Unidos de suspender el envío de ciertos misiles de defensa a Ucrania reconfigura las prioridades de Washington y pone a la guerra del este europeo en una posición secundaria. Según confirmó el medio Político y luego ratificó la agencia Reuters, el Pentágono dejó en pausa parte de la ayuda militar por "niveles peligrosamente bajos" en su propio arsenal.
Entre los sistemas afectados están los misiles Patriot, Stinger, Hellfire y municiones de 155 mm, todos claves para la defensa ucraniana contra los bombardeos rusos. Fuentes oficiales indicaron que la decisión responde a necesidades internas de seguridad nacional, ante la posibilidad de no poder responder a un conflicto si el stock actual se reduce aún más.
Desde Kiev, la reacción fue rápida. El gobierno de Volodímir Zelenski convocó al encargado de negocios estadounidense para exigir explicaciones y advirtió que la suspensión podría tener consecuencias "catastróficas" para su defensa. Sin embargo, la presión diplomática no alteró la posición del Pentágono, que considera que Ucrania debe empezar a contemplar alternativas propias de producción y mayor autosuficiencia.
El Kremlin, por su parte, celebró el giro. "Occidente empieza a entender que esta guerra no se puede ganar con envíos interminables de armas", señaló el portavoz Dmitri Peskov. En efecto, analistas coinciden en que la fatiga de guerra en Occidente es real y que decisiones como esta marcan un cambio de etapa: de la solidaridad sin límites a la gestión del desgaste.
Según reportes, la pausa en los envíos fue decidida a mediados de junio, luego de un análisis interno del Departamento de Defensa que mostró umbrales críticos en las reservas de municiones de largo alcance. Si bien no se trata de un corte total, sí afecta los sistemas más sensibles y costosos.
En paralelo, algunos aliados europeos también comenzaron a reducir el ritmo de asistencia. Alemania ya pospuso nuevos paquetes de ayuda, mientras Francia insiste en la necesidad de buscar una "solución diplomática". En este escenario, la presión sobre Ucrania para negociar con Moscú crece, especialmente si el respaldo armamentístico deja de ser garantizado.
Washington suspende el envío de armas a Ucrania, entre ellas sistema antiaéreos, misiles o munición de artillería. Según el gobierno de Trump, las reservas de armas estadounidenses han disminuido demasiado#Canal24Horas
— RTVE Noticias (@rtvenoticias) July 2, 2025
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Aunque el presidente Trump evitó pronunciarse directamente, funcionarios de su entorno dejaron trascender que la prioridad número uno será reforzar la disuasión estadounidense en el Pacífico, no en Europa del Este. La estrategia de "América Primero" vuelve a ordenar la agenda de seguridad.
La guerra en Ucrania entra así en una nueva fase: menos armas, menos respaldo y mayor presión sobre un gobierno que aún no ha logrado resultados contundentes en el terreno. En esa realidad, la narrativa de que Kiev puede sostener una guerra indefinida empieza a resquebrajarse.