
La llegada del invierno plantea una serie de desafíos para la producción ovina, que en su mayoría se desarrolla en la Patagonia. En esa región, un problema histórico que deben enfrentar los productores es el congelamiento de las fuentes de agua para los animales.
Para encontrar una solución a esta problemática, los equipos técnicos del INTA Los Antiguos (Santa Cruz) junto con el laboratorio de IOT (Internet de las cosas) del INTA Balcarce (Buenos Aires), diseñaron un dispositivo para evitar el congelamiento del agua de bebida en ovinos.
Se trata del Bebedero Térmico Ovino (BeTO), una tecnología que funciona con energías renovables y suministra agua a demanda, incluso a -22 °C. Con esta herramienta, se cumple con principios clave de la ganadería climáticamente inteligente, lo que permite el acceso al agua a demanda durante el invierno.
“Representa, asimismo, una solución significativa a un problema histórico de la ganadería en regiones frías como lo es el congelamiento de las fuentes de agua para los animales”, explicaron los profesionales que trabajaron en este proyecto.
Por otra parte, se trabajó en un grupo interdisciplinario, analizando opciones, elementos y situaciones. Así fue cómo, luego de tres años de trabajo en conjunto, se llegó a un prototipo que se instaló y fue testeado en condiciones reales.
Santiago Arhancet –jefe de la Agencia de Extensión Rural Los Antiguos– explicó los resultados de este novedoso bebedero térmico.
“Ha demostrado su eficacia en temperaturas extremas de hasta -22 °C, fue probado en condiciones reales en un establecimiento ganadero del noroeste de Santa Cruz. Los ensayos demostraron la viabilidad del prototipo y la rápida aceptación por parte de los animales”, detalló.
Este dispositivo utiliza energías renovables para funcionar y entrega el agua a demanda. El bebedero comienza a llenarse en cuanto las ovejas se acercan y tienen en poco más de un minuto 200 litros a disposición, sin interrumpirse la carga.
A su vez, viene a dar solución a una problemática de la ganadería en zonas frías que no solo afecta a los animales que no disponen de bebida a voluntad, sino también al personal de los establecimientos que tienen que romper, en forma manual, el hielo de los bebederos varias veces durante las jornadas de trabajo.
“Cada vez que el agua se congela, hay que sacar los bloques de hielo y descartarlos, por lo cual este prototipo busca también contribuir al cuidado del recurso hídrico”, indicó Arhancet.
Marcos Clemente –investigador del INTA Balcarce– señaló que “el bebedero, si bien está pensado para dar una solución al clima patagónico y al congelamiento de las fuentes de agua, puede implementarse en cualquier región, ya que evita también la evaporación en zonas de mucho calor y asegura agua filtrada y tratada, aportando al cuidado y la sustentabilidad del medio ambiente”.
Según el investigador, algunos de los beneficios del uso del Bebedero Térmico Ovino son contar con agua a demanda durante el invierno y promover el bienestar animal, lo que puede contribuir con un incremento de ingresos agropecuarios y reducir el trabajo en condiciones desfavorables.
Presentan un #bebedero para evitar que se congele el agua💧
— INTA Informa (@INTAInforma) July 2, 2025
Se trata de una tecnología que evita el congelamiento del agua en regiones frías, donde la temperatura puede llegar a -22 °C.
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“El prototipo se pensó para trabajar con ovinos, por lo que funciona solamente con esa especie”, aclaró Arhancet, y explicó que “se comprobó la aceptación y acostumbramiento de los animales, que funciona sin hacer ruido y que mediante cámaras trampa pudimos comprobar que no hubo suministro de agua a ninguna otra especie”.
Además de las bajas temperaturas, el dispositivo considera componentes para controlar la calidad del agua mediante filtración y reducción de patógenos.
El proceso para la obtención de la patente se inició en febrero de 2024, cuando el INTA presentó la solicitud al Instituto Nacional de Propiedad Industrial, diferenciando el prototipo de más de 120 proyectos similares a nivel global.
Arhancet destacó que “contar con la patente, nos permite avanzar en uno de los puntos que más nos importa, que los productores puedan acceder a la tecnología, es decir llegar a un producto que esté disponible en el mercado”.
Actualmente, se trabaja en acuerdos de transferencia tecnológica con una empresa regional que posee capacidad de producción comercial, con el objetivo de llevar esta innovación al mercado.
Además del trabajo técnico de los profesionales del INTA, el proyexto contó con el apoyo financiero del Instituto de Promoción de la Ganadería de Santa Cruz (IPG) y la contribución de materiales por parte de la Asociación Agrícola Ganadera del Noroeste de Santa Cruz y productores privados.