
Durante 14 años, la Asociación Atlética Argentinos Juniors, en el barrio de Paternal en la Ciudad de Buenos Aires, estuvo bajo el mando político de Luis Segura. Se trata de un histórico dirigente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), que sucedió a Julio Grondona en la presidencia tras su muerte.
El sábado 19 diciembre de 2015, el Bicho tuvo elecciones y el ciclo de Segura, que ostentaba el poder desde 2002, llegó a su fin. Ese día, Cristian Malaspina, candidato de la agrupación se impuso con 1.587 votos. Tenía 38 años y se convirtió en el presidente más joven en la historia del club. Argentinos Juniors tenía serios problemas en materia económica, futbolística y de infraestructura. El desafío era grande.
Aunque era nuevo en la política, no lo era en el club. Desde que nació en Villa del Parque, la vida de Malaspina estuvo ligada a Argentinos Juniors. El abuelo era cocinero de Los Cebollitas, el equipo donde jugaba Diego Maradona, su papá fue jugador y su tío intendente del estadio.
En los primeros seis meses, el equipo descendió. Lo que hubiera sido un golpe letal para la gran mayoría de dirigentes, no lo fue para la nueva comisión directiva. El Bicho logró volver rápidamente a la Primera División con el primer gran acierto de la gestión: la contratación de Gabriel Heinze como entrenador. A partir de ahí, el equipo del barrio de Paternal, tuvo un proceso de transformación notable en deportes, obras y administración institucional, que lo convirtieron después de varios años en uno de los 10 clubes más importantes del país.
En los últimos días, Malaspina habló en el podcast de Rosendo Grobocopatel sobre la actualidad del club de la Paternal y también sobre uno de los debates principales del fútbol argentino.
En ese sentido, explicó que “En nuestra gestión lo único que cambia con respecto a una sociedad anónima es el último ítem del balance: las utilidades se reinvierten en los socios. En las sociedades anónimas son ganancias. De esa línea para arriba, es gestión”.
El empresario, detalló que “Tenemos que tener la mirada de gestión de un club como si fuera una empresa. ¿Cómo hacés eso? Teniendo unidades de negocios, gerentes, control y procedimientos”. Malaspina puso como ejemplo que en Argentinos iniciaron una transformación digital de todos los sistemas y los procesos.
En números concretos, eso significó para el BichoStore, la tienda del club, una facturación de casi 200 millones de pesos por mes, casi igual que lo que recaudan de cuota social, entre Internet y los locales.
Malaspina recordó que “La cancha era un problema por 2 cosas: primero porque nos quedó chica. Asumimos con 9 mil socios y hoy tenemos 20 mil socios. Si toda la gente quiere ir a la cancha, no entran todos. Otro problema que teníamos es que la cancha la usamos cada 15 días. Los otros 28 días está cerrada, salvo el museo. No genera ni un peso para el club”.
Cada día de partido, cuando el club debe abrir el estadio, le ocasiona una pérdida de entre 50 y 60 millones de pesos en la sumatoria de todos los costos relacionados a la apertura. En definitiva, se trata de una unidad de negocios sin ingresos a lo largo del año.
En ese sentido, afirmó que “En esto de ampliar, pusimos como lema que la cancha tiene que ser una unidad de negocios diario. La única forma es agregándole servicios. Va a tener servicios gastronómicos y donde la gente pueda ir a comprar a locales”. Malaspina, que junto al vicepresidente que está a cargo del proyecto del estadio y los arquitectos decidieron hacer “Un departamento con vista a la cancha". Según detalló, son palcos VIP que la gente los puede alquilar todos los días.
“La cancha con el tema de Maradona es un museo en sí mismo. Vienen muchos turistas, tenemos el santuario de Diego y el museo. Agregándole gastronomía y teniendo el alquiler diario, le vamos a dar un nivel de facturación. Dejamos de perder plata para transformarlo en una nueva unidad de negocios” agregó el presidente del Bicho. Por último, dijo que “Eso se hace con gestión. No lo hace Malaspina solo, hay que tener un equipo, tener gerentes, saber delegar, controlar y armar un proceso. Se tiene que manejar como una empresa”.