
Un joven de 24 años fue procesado con prisión preventiva en la ciudad de Santa Fe luego de protagonizar dos brutales episodios de violencia contra su expareja, a pesar de tener una orden de restricción vigente. Los ataques, que incluyeron golpes, tortura física y privación de la libertad, se desarrollaron en menos de una semana y fueron calificados judicialmente como parte de un esquema sistemático de violencia de género.
La historia comenzó el 27 de junio en una vivienda situada cerca de Lisandro de la Torre y la Avenida de Circunvalación. Esa noche, el agresor, identificado por las iniciales L.A.C., ingresó sin autorización al domicilio de su expareja, una joven hipoacúsica, y desató una secuencia de violencia atroz.
Pese a tener una orden de restricción previa, el hombre forzó su entrada al hogar y redujo a la víctima con extrema violencia. Según la acusación presentada por el fiscal Arturo Haidar, la empujó, le ató el cuello con una sábana y luego inmovilizó sus pies y manos con un cable. Durante varias horas, la mujer fue golpeada en distintas partes del cuerpo, amenazada de muerte e impedida de pedir ayuda.
Recién a las 7 de la mañana del día siguiente, y aprovechando que el agresor se había quedado dormido, la víctima logró escapar y pedir auxilio.
Pero el calvario no terminó ahí. Tres días después, el 30 de junio a las 18 horas, L.A.C. volvió a interceptar a su expareja cuando ella se encontraba fuera de la casa. La abordó, la golpeó y la obligó a ingresar nuevamente al domicilio. Una vez adentro, cerró la puerta con llave, la tomó del cabello y volvió a golpearla brutalmente. La violencia se prolongó hasta que la joven logró activar el botón de pánico, lo que permitió la intervención inmediata de la policía.
Los agentes que acudieron al lugar detuvieron al agresor y constataron en el acto las lesiones visibles que presentaba la víctima. La joven fue asistida de forma urgente, y los primeros informes confirmaron múltiples heridas que requirieron unn tratamiento especial.
La fiscalía fue categórica al señalar que los hechos no constituyen incidentes aislados, sino que deben ser interpretados como parte de un patrón de violencia de género estructural. Haidar argumentó que existía una relación de poder desigual, con agresiones físicas y psicológicas reiteradas que afectaron profundamente la integridad y dignidad de la víctima.
Por ello, L.A.C. fue imputado como autor de varios delitos en concurso real: desobediencia a un mandato judicial, privación ilegítima de la libertad agravada por haberse cometido con violencia y amenazas, y lesiones leves dolosas doblemente calificadas.
El pedido de prisión preventiva fue respaldado por la jueza Celeste Minniti, quien decidió hacer lugar a la medida para resguardar la seguridad de la víctima y prevenir cualquier intento de reiteración de los actos violentos durante el desarrollo del proceso judicial.
Durante este difícil periodo, la joven fue acompañada por el Equipo de Fortalecimiento Institucional y el Equipo Interdisciplinario de Atención N°2 de la Dirección de Género y Disidencias de la Municipalidad de Santa Fe, que brindaron asistencia psicológica, legal y social.