
Alesia Abaigar, militante peronista y funcionaria de la provincia de Buenos Aires, rompió el silencio tras recuperar su libertad luego de haber estado detenida en el penal de Ezeiza.
La acusan de haber participado en el ataque a la casa del diputado libertario José Luis Espert, pero ella sostiene que fue víctima de una puesta en escena montada con fines ejemplificadores: “Me usaron como trofeo para disciplinar”.
En diálogo con radio Perfil, Abaigar relató con crudeza los detalles del operativo que terminó con su detención: “Me taparon la cabeza con una campera, me subieron a un patrullero y después me hicieron repetir el procedimiento solo para las cámaras. Fue humillante. No buscaban justicia, buscaban imágenes”.
Según su testimonio, la escena fue filmada hasta tres veces, incluso con instrucciones expresas para mostrar su rostro: “Volvimos a San Isidro solo porque el juzgado quería tomas sin capucha”. La funcionaria asegura que su afiliación política fue un agravante en el trato recibido.
“Encontraron un póster de Evita, el libro Sinceramente... como si fueran pruebas de un delito. Y encima esposaron a mi madre, que tiene 70 años. Esto no fue un procedimiento judicial: fue una advertencia pública”, denunció.
Abaigar estuvo privada de su libertad hasta que la Cámara Federal de San Martín ordenó su excarcelación. Sin embargo, continúa bajo vigilancia electrónica con una tobillera.
“Si no hubiese tenido respaldo político y social, todavía estaría encerrada. Me salvó la organización”, afirmó y además, la funcionaria exige la liberación de otras mujeres detenidas en la misma causa.
“A una compañera todavía la tienen en Ezeiza. Esto no termina conmigo. Vamos a seguir luchando, organizadas y alertas. No nos van a quebrar”. Con un discurso cargado de denuncia y resistencia, Abaigar convirtió su experiencia en una bandera de militancia.
Para ella, lo que vivió no fue un hecho aislado, sino un mensaje claro: que el poder no tolera voces disidentes, y menos aún si son mujeres en espacios de decisión.
Llamativamente, en todo su relato, Abaigar evita referirse al hecho concreto que motivó su detención, el ataque con excremento a la casa del diputado José Luis Espert. Ni lo desmiente ni expresa arrepentimiento.
Su discurso se enfoca exclusivamente en la forma en que fue tratada por las fuerzas de seguridad y el sistema judicial. Pero más allá de las denuncias por excesos en el operativo.
Lo cierto es que nadie puede naturalizar ni justificar un escrache violento a un representante elegido por el voto popular. Tirar excremento a la casa de un funcionario no es una forma legítima de protesta: es un delito.
FS