
El Grupo del Banco Mundial advirtió que Siria enfrenta una de las peores crisis de liquidez de su historia reciente, producto de la escasez crítica de billetes físicos y el colapso funcional de su moneda local. Esta situación ha derivado en que miles de ciudadanos no puedan acceder a dinero en efectivo, ni siquiera para cubrir necesidades básicas.
Según el informe "Syria Macro-Fiscal Assessment" de julio de 2025, el país opera con una oferta de dinero altamente restringida, con cajeros automáticos vacíos, retiros bancarios limitados y un sistema monetario informal que intenta suplir la ausencia de circulante a través de redes de cambio no oficiales.
El colapso de la libra siria y la falta de billetes han generado una parálisis en la economía real. Comercios, transportes y hasta servicios públicos funcionan a duras penas, con trueque, pagos mixtos o simplemente interrupciones. En este escenario, el uso del dólar o de la lira turca se ha vuelto cada vez más común.
El Banco Mundial calcula que más del 90% de la población vive bajo el umbral de pobreza, mientras que la deuda pública se ha disparado hasta representar el 128% del PBI. Los bancos, sin reservas suficientes, han priorizado pagos estatales, limitando la liquidez del sector privado.
Varios factores estructurales explican esta crisis. El primero es la debilidad institucional del Estado sirio tras años de guerra civil y sanciones económicas internacionales. En segundo lugar, la división territorial y financiera entre zonas controladas por diferentes actores ha impedido una política monetaria coherente.
A esto se suma el colapso del sistema bancario formal, donde las transacciones electrónicas son mínimas y la dependencia del sistema hawala (informal) se ha vuelto la norma. Sin capacidad para imprimir moneda de forma estable, la economía quedó atrapada entre la hiperinflación y la iliquidez total.
Siria recibió en las últimas semanas una emisión limitada de billetes enviada desde Rusia, pero según expertos esta cantidad resulta insuficiente para restaurar la circulación. La cifra estimada de nuevos billetes apenas cubre una fracción del déficit físico de efectivo en el país.
En paralelo, el Banco Mundial ha reactivado líneas de asistencia tras el pago de una deuda vencida con apoyo de Catar y Arabia Saudita. Esto permitiría ejecutar nuevos proyectos de infraestructura energética y fomentar cierta estabilidad macroeconómica en las regiones más golpeadas.
Como parte del plan de normalización financiera, se evalúa la eventual reincorporación de Siria al sistema SWIFT, lo que facilitaría transferencias y comercio internacional. Aunque aún preliminar, este paso marcaría el fin de su aislamiento bancario tras 14 años de exclusión.
La restauración plena del sistema financiero aún parece lejana. Pero los esfuerzos por unificar criterios monetarios, la ayuda externa y las primeras señales de apertura podrían sentar las bases para una estabilización gradual, si se mantiene el apoyo multilateral y se recupera la confianza interna.
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— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) July 8, 2025
La crisis de liquidez que atraviesa Siria pone en evidencia los efectos de la desestructuración estatal prolongada. La escasez de billetes no es solo un problema técnico, sino un síntoma de un sistema financiero roto, sin reglas compartidas ni instrumentos básicos de gobernanza.
La intervención del Banco Mundial, combinada con los apoyos del Golfo y una posible reinserción en redes financieras globales, ofrece una salida parcial. Pero sin reformas profundas y una mayor cohesión política, la parálisis monetaria podría volverse estructural.