
Durante su visita a la Casa Blanca, Benjamin Netanyahu sorprendió al anunciar públicamente la nominación de Donald Trump al Premio Nobel de la Paz. El primer ministro israelí argumentó que el expresidente ha demostrado un compromiso sostenido con la estabilidad regional, particularmente en Medio Oriente, con acciones que ya muestran resultados concretos.
Entre ellos, Netanyahu citó el impulso a los Acuerdos de Abraham, que normalizaron relaciones diplomáticas entre Israel y varios países árabes, y la contribución directa de Trump a un alto el fuego duradero en Gaza. Para el líder israelí, estos hechos exceden la retórica y representan avances tangibles hacia una paz regional.
Uno de los pilares de la nominación es el papel de Trump en la creación de los Acuerdos de Abraham, firmados entre 2020 y 2021, que sentaron un nuevo paradigma en las relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos. Bajo su administración, Estados Unidos funcionó como mediador eficaz y garante del proceso.
Estos acuerdos no sólo promovieron la cooperación política, sino también económica, científica y cultural. Se convirtieron en una plataforma real de integración en una región históricamente signada por el conflicto. Según Netanyahu, este modelo diplomático es replicable y representa un cambio histórico en el equilibrio regional.
El reciente alto el fuego de 60 días entre Israel y Hamás, negociado con respaldo de EE. UU. bajo la administración Trump, también forma parte de los argumentos presentados. La tregua, aún en curso, ha reducido significativamente las hostilidades y abierto espacio para conversaciones multilaterales con mediación de Egipto y Qatar.
Trump ha sido clave en impulsar canales indirectos de diálogo y contener la escalada. Su retorno a la escena internacional como figura de peso en Oriente Medio refuerza su imagen como facilitador de entendimientos complejos, en un contexto global fragmentado y polarizado.
La nominación ha generado reacciones divididas, pero dentro de Israel y algunos sectores diplomáticos es vista como una decisión legítima. Al tratarse de logros verificables y procesos concretos en marcha, la postulación no responde sólo a afinidades políticas, sino a una evaluación objetiva del impacto logrado.
Además, Trump ya ha sido nominado anteriormente por legisladores noruegos y personalidades internacionales, lo que confirma que su papel en la geopolítica contemporánea es reconocido más allá de sus controversias internas. La candidatura de Netanyahu consolida esta percepción.
“El presidente Trump está forjando la paz mientras hablamos, en un país y una región tras otra. Le presento la carta que envié al comité del Premio Nobel, nominándolo al premio de la paz, que usted merece”. –Primer ministro de Israel @Netanyahuhttps://t.co/exwzSs0FoD
— USA en Español (@USAenEspanol) July 8, 2025
La postulación de Trump al Nobel de la Paz marca un gesto contundente de reconocimiento a una estrategia diplomática que, aunque poco ortodoxa, ha generado resultados visibles. Lejos de las promesas vacías, el expresidente estadounidense logró facilitar tratados duraderos, influir en procesos de tregua y reconfigurar alianzas clave en Oriente Medio.
Para Netanyahu, premiar esa labor no sólo sería justo, sino también útil: enviaría un mensaje claro de que la paz no se premia sólo con discursos, sino también con acciones firmes y negociaciones efectivas. La nominación ya está presentada; el veredicto final, ahora, queda en manos del comité de Oslo.