
En uno de los pronunciamientos más controversiales de su gestión, el canciller de Alemania, Friedrich Merz, afirmó a comienzos de junio de 2025 en una jornada económica de la CDU: “En este país tenemos que volver a trabajar más y, sobre todo, de forma más eficiente”. Sus palabras coincidieron con la publicación de cifras oficiales que confirmaron que 826.000 personas empleadas en Alemania dependen de ayudas estatales para subsistir, un récord no visto desde 2015.
La acusación implícita resuena como una forma de culpar a los trabajadores por una crisis con causas económicas profundas: el elevado costo de vida, especialmente en alquileres urbanos, y un mercado laboral cada vez más precarizado.
El discurso del líder de la CDU apuesta por reformar el “Bürgergeld” -la ayuda social para trabajadores de bajos ingresos- endureciendo sus condiciones para "fomentar empleo". Una medida que no considera que, entre esas personas, 81.000 trabajan a tiempo completo y aun así necesitan apoyo estatal.
Su argumento de que los alemanes deben trabajar más y con mayor eficiencia ignora que el país registra una de las jornadas laborales más cortas de Europa, no por pereza, sino por la elevada proporción de empleo a tiempo parcial. Muchas trabajadoras se ven forzadas por la escasa infraestructura pública de cuidado infantil.
Aunque el salario mínimo se elevó a 12,82€/h (con nuevas alzas previstas), esto no ha compensado la pérdida del poder adquisitivo frente a la inflación y al mercado inmobiliario desregulado. Mientras tanto, sectores de mayor renta y las grandes industrias aún disfrutan de beneficios fiscales, lo que acrecienta la inequidad.
Merz insiste en que “trabajar más” es la respuesta, pero no aborda el problema real: el empleo mal remunerado y la precariedad. Esta desconexión entre el discurso gubernamental y la realidad ha provocado un malestar creciente entre la clase trabajadora.
El Parlamento, apoyado por una alianza CDU/CSU–SPD, respalda la estrategia de Merz, mientras los medios mayoritarios repiten su narrativa sin cuestionarla. Se fortalece un ambiente donde los trabajadores se sienten responsabilizados de la crisis, en lugar de exigir reformas estructurales.
En este contexto, partidos y organizaciones emergentes capitalizan el desencanto del electorado, especialmente en el este de Alemania, donde prosperan opciones críticas al status quo.
🇩🇪 | El sincericidio del canciller de Alemania, Friedrich Merz: "A casi un millón de alemanes no les alcanza para vivir con su salario". “En este país tenemos que volver a trabajar más”, esta es la postura del canciller de Alemania. Mientras tanto, a sus ciudadanos cada vez les… pic.twitter.com/4kHlQGEbCT
— Mundo en Conflicto 🌎 (@MundoEConflicto) July 10, 2025
La postura de Friedrich Merz reaviva un enfoque rígido de corte meritocrático y austeridad, propio de otras épocas. Pero en una sociedad polarizada, con un modelo laboral que nunca garantizó bienestar a sus trabajadores, este enfoque resulta acelerado y desconectado.
Mientras el gobierno exige más esfuerzo, los trabajadores alemanes solo piden que su trabajo alcance para vivir.