
El Pacto Histórico dio este viernes el paso más significativo en su evolución como fuerza política de izquierda: convocará una consulta interna el 26 de octubre de 2025 para elegir a su aspirante presidencial. Esta decisión marca un punto de inflexión en el proceso de construcción de un sucesor legítimo para Gustavo Petro, que, debido a las restricciones constitucionales, no podrá aspirar a un segundo mandato consecutivo.
Este proceso electoral no solo busca encontrar un nuevo rostro que encarne el ideario del petrismo, sino también consolidar la transición del movimiento hacia un partido único de izquierda. Con ello, se intenta mantener la cohesión del bloque progresista en un escenario político nacional cada vez más polarizado y volátil, marcado por el desgaste institucional del actual gobierno y la fragmentación de las fuerzas aliadas.
La consulta interna de octubre será también el punto de partida para la legalización de un nuevo partido político que reúna formalmente a fuerzas como Colombia Humana, el Polo Democrático, la Unión Patriótica y el Partido Comunista. La meta es ambiciosa: registrar más de 500.000 militantes en menos de cuatro meses, un esfuerzo que medirá la verdadera capacidad de movilización del petrismo.
Esta unificación tiene como objetivo no solo facilitar la consulta interna, sino también fortalecer la estructura política del frente amplio que se propone construir en alianza con sectores de centro. Para lograrlo, se pretende presentar un candidato competitivo en la consulta interpartidista de marzo de 2026, instancia clave antes de las elecciones presidenciales.
Hasta el momento, hay cuatro nombres que resuenan con fuerza dentro del petrismo. Gustavo Bólivar, escritor y exsenador, lidera las encuestas, aunque su falta de conexión con sectores moderados genera dudas. También destacan María José Pizarro, actual senadora; Susana Muhamad, exministra de Medio Ambiente; y Carolina Corcho, exministra de Salud, todos con perfiles que representan distintas vertientes del progresismo.
Ninguno de estos aspirantes cuenta aún con el respaldo oficial de Gustavo Petro, aunque la influencia del presidente seguirá siendo decisiva en las definiciones internas. El propio Petro ha advertido que el proceso no será un simple relevo mecánico, sino una competencia real de ideas y legitimidades al interior de la coalición.
Sin embargo, no todo el progresismo se agrupa bajo el nuevo partido. La naciente coalición Unitarios, que congrega a antiguos aliados del gobierno como Carlos Caicedo y Luis Carlos Reyes, ha rechazado unirse a la estructura petrista. Aunque no se descarta su participación en el frente amplio, por ahora apuestan por una vía paralela.
Esta fragmentación interna podría debilitar la apuesta del Pacto Histórico si no se logra un mínimo de unidad para la consulta de marzo. Aun así, voceros del bloque petrista confían en que la consulta de octubre servirá para depurar candidaturas y fortalecer una identidad colectiva, más allá de los liderazgos individuales.
La decisión de convocar la consulta llega en medio de un entorno político complicado para el oficialismo. El gobierno ha enfrentado varias crisis, incluyendo el revés del Consejo de Estado que suspendió la convocatoria de una consulta popular presidencial y escándalos de corrupción que han erosionado la credibilidad del Ejecutivo.
En este contexto, el petrismo busca reordenarse desde abajo y validar una nueva figura a través de un mecanismo democrático interno. La intención es demostrar que el proyecto político no depende exclusivamente de la figura de Petro, sino que puede regenerarse institucionalmente.
En marzo de 2026, el candidato surgido del Pacto Histórico se enfrentará en una consulta del frente amplio a otros aspirantes de centroizquierda. Esa elección definirá el nombre que representará a la izquierda en las presidenciales, y para entonces, la figura que emerja del petrismo deberá estar legitimada y fortalecida tras superar la interna de octubre.
La clave estará en que el aspirante elegido logre trascender el núcleo duro del petrismo y conectar con nuevos sectores sociales. Sin ello, será difícil reproducir el fenómeno que llevó a Petro al poder en 2022, esta vez sin su nombre en la papeleta.
🚨🚨 #OjoAlDato
— José Luis Berrocal 💙🤍💚 (@Joselberrocall2) July 11, 2025
La Convención Nacional del Pacto Histórico, programada para el 19 de julio de 2025 en Bogotá, busca lanzar la campaña de afiliación, anunciar la reglamentación para la consulta popular del 26 de octubre de 2025, reafirmar el compromiso con un Frente Amplio para… pic.twitter.com/72ocwoSaqR
La consulta del 26 de octubre representa una prueba crucial para la madurez del Pacto Histórico. Si logra conducir un proceso transparente, participativo y competitivo, marcará un hito en la consolidación de una izquierda institucional capaz de renovarse sin fracturas. Será también una forma de medir cuánto del proyecto original de Petro puede sobrevivir sin su liderazgo directo.
El riesgo principal, sin embargo, está en la dispersión de fuerzas progresistas que no se reconocen en la estructura unificada. La clave estará en cómo se administre esa pluralidad: como una riqueza política o como una amenaza a la continuidad del proyecto que transformó el mapa político colombiano.