14/07/2025 - Edición Nº888

Internacionales

Precariedad real

Gabriel Boric ante un desafío: nueva pobreza multidimensional en Chile

13/07/2025 | Una nueva medición sacude el panorama social chileno al revelar carencias estructurales que van más allá de los ingresos.



La pobreza en Chile es más compleja de lo que indican los datos oficiales. Aunque el país reportó en 2022 una tasa de pobreza por ingresos del 6,5 %, una nueva medición impulsada por un comité de expertos indica que el 22,3 % de la población vive en condiciones de pobreza multidimensional. Esta cifra triplica el dato anterior y redefine las prioridades del Estado en política social.

La propuesta, entregada al presidente Gabriel Boric, plantea una medición que no solo contemple ingresos, sino también acceso a educación, salud, vivienda adecuada, empleo digno, redes de apoyo, conectividad digital y calidad alimentaria. Esta nueva mirada responde al diagnóstico de que la pobreza ha mutado y hoy se expresa en múltiples dimensiones que afectan directamente la dignidad de las personas.

Carencias cotidianas

En el campamento Alto Molle, en la región de Tarapacá, Carmen Aceituno y su familia sobreviven con un sueldo mínimo. Sin acceso a agua potable, sin servicios básicos y con una alimentación que debe ser racionada a diario, su testimonio refleja cómo las estadísticas tradicionales han invisibilizado a miles. “No tenemos baño, lavamos en baldes, cocinamos con leña y comemos lo justo para llegar a fin de mes”, relata.

En Colina, Katherine Lavín vende sopaipillas para alimentar a su familia. Con ingresos mensuales que rondan los 800.000 pesos chilenos, cerca del 40 % se destina al arriendo. El resto apenas alcanza para sobrevivir. “Aquí no hay vacaciones ni fines de semana. Hay días en los que no cenamos, solo para que los niños puedan comer”, cuenta con crudeza. La pobreza alimentaria se ha vuelto una constante.

El peso de la vejez y la enfermedad

Héctor Ulloa, apodado "El Charro", vive en Santiago con su pensión solidaria. A sus 67 años, gasta la mitad del ingreso en medicamentos y aún debe apoyar económicamente a su nieto. “No pido lujos. Solo que la plata alcance para vivir tranquilo”, dice. Su caso representa a miles de adultos mayores cuya jubilación es insuficiente y que siguen arrastrando cargas familiares.

Yanett Carrillo, madre de tres hijos en Osorno, enfrenta un cáncer diagnosticado pero no reconocido como discapacidad oficial. Vive en una toma irregular sin agua ni electricidad. “Racionamos la comida. A veces solo damos almuerzo porque no hay para más”, afirma. Esta situación, repetida en distintos rincones del país, pone en evidencia el abandono del sistema frente a enfermedades graves y pobreza estructural.

Nueva línea base y cifras redefinidas

La comisión de expertos propone una línea mínima de ingresos de 588.000 pesos chilenos para un hogar promedio. Pero más allá del umbral monetario, lo central es reconocer que hay pobreza incluso cuando hay trabajo, si ese empleo es precario o si los servicios básicos son inaccesibles. En este nuevo enfoque, se calcula que más de un 30 % de los hogares de menores ingresos destinan una porción desproporcionada al arriendo.

El alza sostenida de los precios del suelo y la vivienda desde 2015 ha ampliado la brecha. Hoy, miles viven en campamentos, arriendan habitaciones insalubres o comparten viviendas con otras familias. La pobreza habitacional es una de las dimensiones que más crece y que más incide en el deterioro del bienestar general.

Mirada oficial y reacción social

El gobierno chileno ha valorado la propuesta, destacando que no se trata de un empeoramiento de la realidad, sino de una fotografía más honesta. Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo, señaló que esta nueva metodología “no maquilla las cifras, las revela”. La ministra de Desarrollo Social adelantó que el gobierno trabajará en una política pública que responda a esta nueva medición.

Organizaciones sociales y centros de estudios han recibido la propuesta con optimismo, pero también con urgencia. “Esto demuestra lo que venimos diciendo hace años: la pobreza no es solo falta de plata, es falta de oportunidades, de servicios, de justicia social”, declararon desde Fundación Sol. La implementación será clave para traducir el diagnóstico en acciones reales.

Lucha contra la pobreza 

El cambio metodológico representa una oportunidad histórica para Chile: dejar atrás un enfoque limitado y pasar a una comprensión integral de la pobreza. No basta con celebrar el descenso en la pobreza por ingresos si persisten condiciones indignas en el acceso a salud, vivienda o alimentación. Medir distinto no soluciona, pero obliga a actuar.

Este giro también tensiona políticamente al sistema. Reconocer que más de uno de cada cinco chilenos vive en pobreza multidimensional implica reconocer fallas estructurales acumuladas. El desafío ahora es que esta verdad incómoda se traduzca en inversión, planificación y voluntad sostenida más allá del ciclo electoral.