
En el esquema de cultivos argentinos, el sorgo es una auténtico todo terreno. Es un cereal clave en Argentina, a partir de su adaptación al clima semiárido y su eficiencia en el uso del agua. Pero más allá de estos atributos, los productores no terminan de aprovechar su potencial. A nivel nacional, su rinde promedio oscila entre los 4.000 y 5.000 kilos por hectárea, lejos de los 8.000 a 12.000 kilos por hectárea que puede llegar a brindar.
Para aprovechar su potencial, es clave elegir tecnologías adecuadas, además de una correcta planificación de siembra y fertilización. En este contexto, la llegada de nuevas tecnologías –como híbridos de alto rendimiento, tolerancia a herbicidas específicos y soluciones integradas para el manejo de plagas– ha elevado significativamente su techo productivo.
“Esto abre una oportunidad concreta para que productores y asesores rediseñen sus estrategias agronómicas y capitalicen el potencial de este cereal”, explicaron desde la firma RAGT Semillas, en el marco de una reciente jornada técnica organizada en la localidad bonaerense de Salto.
A pesar de las mejoras genéticas y tecnológicas disponibles en el mercado, las brechas de rendimiento en sorgo siguen siendo amplias. Según datos de ensayos regionales, la diferencia entre el rendimiento potencial y el logrado a campo puede superar los 4.000 kg/ha.
Este desfasaje responde, en gran parte, a decisiones de manejo que se toman por inercia o falta de información actualizada. Según explicó Federico Pisoni, Director Operativo de RAGT Semillas, “para alcanzar el rendimiento potencial del sorgo, es crucial elegir híbridos adecuados, tecnológicamente superiores según ambiente y manejar el cultivo de manera eficiente”.
Estas prácticas de manejo incluyen ajustar la densidad y distancia entre hileras, incluyendo un enfoque renovado en fertilización eficiente y también sumar tecnologías para control de malezas y plagas.
Elegir el híbrido de sorgo adecuado es crucial para el éxito del cultivo y para obtener la máxima productividad y calidad. Un híbrido bien seleccionado puede mejorar el rendimiento, la tolerancia a plagas y enfermedades y la adaptabilidad a diferentes condiciones.
Una de las decisiones más rentables es ajustar el ciclo del híbrido a la ventana de siembra y al ambiente. En zonas de alto potencial o con buena disponibilidad hídrica, los híbridos largos permiten maximizar la biomasa, el llenado de grano y el rinde final.
Federico Pisoni: "Para alcanzar el rendimiento potencial del sorgo, es crucial elegir híbridos adecuados"
“Pero en ambientes restrictivos, son los materiales de ciclo intermedio o corto los que permiten escapar a los golpes de calor y al estrés hídrico terminal”, afirmó Pisoni.
La implantación del cultivo de sorgo es una tarea más difícil y delicada si se la compara con la siembra de maíz o soja, por ello, una correcta elección del ciclo del híbrido acorde a la fecha de siembra es clave, ya que estas dos decisiones definen el techo de rendimiento alcanzable.
Las fechas de siembra tempranas permiten potencialidad de rendimiento, que se maximiza en años sin limitaciones hídricas. En tanto, sas fechas de siembra tardías, en tanto, permiten lograr mayor estabilidad, maximizando los rendimientos en años con limitaciones hídricas.
“Dada la menor ventana de crecimiento, es recomendable seleccionar híbridos de ciclo corto e intermedio”, sostuvo. Al igual que otros cultivos, el sorgo consume la mayor cantidad de agua (ya sea la acumulada en el perfil del suelo o la proveniente de la lluvia) durante el período de encañazón y floración.
Una situación de estrés por falta de agua en esos períodos ocasionará una disminución en los rendimientos. Es aconsejable, entonces, planificar la siembra de manera que la encañazón y la floración coincidan con la ocurrencia de lluvias, es decir con la mejor provisión de agua en las zonas de cultivo.
“En RAGT, creemos que el sorgo debe ser una opción tan rentable, tecnológica y eficiente como cualquier otro cultivo. Por eso, desarrollamos híbridos de alta performance, adaptados a cada zona y respaldados por herramientas que potencian su implantación, sanidad y rendimiento”, afirmó Pisoni.
Entre las novedades comerciales de la empresa, se destacan el TOB 1078 IG, un material granífero de altísimo potencial, que también puede utilizarse con un enfoque doble propósito.
Es ideal para producciones de grano seco, grano húmedo o para la elaboración de silajes de alta calidad, gracias a su excelente relación grano-planta. Este híbrido se destaca por su capacidad para maximizar el rendimiento de grano, ofreciendo una opción versátil y de alto valor para los productores.
Por su parte el TOB 1074 IG es un material doble propósito, aproximadamente 30 centímetros más alto que el TOB 1078 IG, especialmente diseñado para la producción de silaje.