
El presidente Lula da Silva volvió a usar su historia personal como escudo político. Ante miles de jóvenes en el congreso de la UNE en Goiânia, lanzó una frase que recorrió el continente: “No es un gringo quien le va a dar órdenes a este presidente”. Lo dijo en tono desafiante, como si Estados Unidos pretendiera someter al Brasil actual.
En el mismo acto, Lula relató sus orígenes humildes como si eso le otorgara legitimidad automática frente a críticas internacionales. Esta mezcla de épica personal y confrontación geopolítica se ha convertido en su estilo de gobierno, pero sus efectos sobre la diplomacia real aún están por verse.
El telón de fondo fue la reciente imposición de aranceles por parte de EE.UU. sobre productos brasileños. En vez de acudir a instancias multilaterales o buscar soluciones diplomáticas, Lula eligió un camino de provocación discursiva que, para muchos, ahonda el aislamiento regional.
Mientras tanto, las empresas brasileñas afectadas por las medidas de Trump aguardan respuestas concretas. En lugar de políticas comerciales eficaces, recibieron una puesta en escena simbólica que, si bien genera aplausos internos, podría tener costos en el plano económico exterior.
“A Brasil le gusta la negociación. Pero a un tipo que nació en Caetés, llegó a San Pablo y comió pan por primera vez a los 7 años, sobrevivió siendo criado por una madre con 8 hijos y se convirtió en presidente, no es un gringo quien le va a dar órdenes a este presidente".
— Juan Manuel Karg (@jmkarg) July 18, 2025
Lula. pic.twitter.com/ZXwycOHIxZ
La exaltación del orgullo nacional no es nueva en Lula, pero ahora parece volverse estrategia sistemática frente a todo conflicto internacional. Sus críticas a las plataformas digitales estadounidenses también van en esta línea, aunque hasta ahora el gobierno no ha presentado una legislación convincente ni viable.
Esta retórica, en apariencia emancipadora, se vacía cuando no se acompaña de acciones reales. Brasil necesita defender su soberanía, sí, pero sin caer en un populismo reactivo que convierta cada crítica o sanción en una cruzada personal contra el extranjero.
A CASA BRANCA
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) July 17, 2025
WASHINGTON
Ao Honorável
Jair Messias Bolsonaro
38º Presidente da República Federativa do Brasil
Brasília
Prezado Sr. Bolsonaro:
Tenho visto o tratamento terrível que você está recebendo pelas mãos de um sistema injusto voltado contra você. Esse julgamento deve… pic.twitter.com/PizdNhT1RJ
La frase sobre “el gringo que no da órdenes” puede resultar atractiva para ciertos sectores y reforzar una narrativa simbólica de autonomía, pero no construye soluciones ni mejora la posición de Brasil en el mundo. Lula debería asumir que la política exterior no se gana con aplausos locales, sino con resultados duraderos, alianzas estratégicas reales y credibilidad internacional.