19/07/2025 - Edición Nº893

Internacionales

Populismo diplomático

Lula da Silva desafía a Trump y tensa la relación entre Brasil y Estados Unidos

18/07/2025 | En lugar de negociar, el presidente brasileño se refugia en la retórica antiimperialista mientras crece la tensión con Estados Unidos.



El presidente Lula da Silva volvió a usar su historia personal como escudo político. Ante miles de jóvenes en el congreso de la UNE en Goiânia, lanzó una frase que recorrió el continente: “No es un gringo quien le va a dar órdenes a este presidente”. Lo dijo en tono desafiante, como si Estados Unidos pretendiera someter al Brasil actual.

En el mismo acto, Lula relató sus orígenes humildes como si eso le otorgara legitimidad automática frente a críticas internacionales. Esta mezcla de épica personal y confrontación geopolítica se ha convertido en su estilo de gobierno, pero sus efectos sobre la diplomacia real aún están por verse.

Ruido innecesario en la relación bilateral

El telón de fondo fue la reciente imposición de aranceles por parte de EE.UU. sobre productos brasileños. En vez de acudir a instancias multilaterales o buscar soluciones diplomáticas, Lula eligió un camino de provocación discursiva que, para muchos, ahonda el aislamiento regional.

Mientras tanto, las empresas brasileñas afectadas por las medidas de Trump aguardan respuestas concretas. En lugar de políticas comerciales eficaces, recibieron una puesta en escena simbólica que, si bien genera aplausos internos, podría tener costos en el plano económico exterior.

Nacionalismo de corto alcance

La exaltación del orgullo nacional no es nueva en Lula, pero ahora parece volverse estrategia sistemática frente a todo conflicto internacional. Sus críticas a las plataformas digitales estadounidenses también van en esta línea, aunque hasta ahora el gobierno no ha presentado una legislación convincente ni viable.

Esta retórica, en apariencia emancipadora, se vacía cuando no se acompaña de acciones reales. Brasil necesita defender su soberanía, sí, pero sin caer en un populismo reactivo que convierta cada crítica o sanción en una cruzada personal contra el extranjero.

Retos y desafíos 

La frase sobre “el gringo que no da órdenes” puede resultar atractiva para ciertos sectores y reforzar una narrativa simbólica de autonomía, pero no construye soluciones ni mejora la posición de Brasil en el mundo. Lula debería asumir que la política exterior no se gana con aplausos locales, sino con resultados duraderos, alianzas estratégicas reales y credibilidad internacional.