
Francia concretó el cierre definitivo de su base militar en Dakar, poniendo fin a una presencia continua desde la independencia de Senegal en 1960. La retirada marca un punto de inflexión en las relaciones poscoloniales entre ambos países, tras más de seis décadas de cooperación militar asimétrica. La decisión fue anunciada en marzo de este año, pero se formalizó en una ceremonia simbólica que involucró a altos mandos de ambos ejércitos.
Durante el acto, celebrado en el Camp Geille, el general Pascal Ianni entregó oficialmente las instalaciones al general Mbaye Cissé, jefe del Estado Mayor senegalés. A partir de ahora, Senegal asume el control pleno del recinto y su pista aérea, utilizadas durante años por las fuerzas francesas para operaciones logísticas en África Occidental. El gobierno francés indicó que mantendrá una cooperación militar con Senegal, pero sin presencia permanente de tropas en suelo africano.
El repliegue de Francia en Senegal se inscribe dentro de un rediseño de su estrategia de defensa en África, iniciado en 2022 tras su salida forzada de Mali y Burkina Faso. Desde entonces, París ha ido desmantelando su red de bases en la región, culminando ahora con el abandono de su último enclave en África Occidental. La salida de Senegal, aunque pactada, refleja un cambio profundo en el vínculo entre Francia y sus excolonias.
Senegal había manifestado en repetidas ocasiones su voluntad de revisar los términos de la cooperación bilateral. Con la llegada al poder del presidente Bassirou Diomaye Faye en marzo de 2024, se intensificó el discurso en favor de la soberanía militar plena y la necesidad de definir una política de defensa autónoma. Esta presión política terminó por acelerar las negociaciones con el Eliseo.
Francia también ha retirado sus fuerzas de Costa de Marfil, Chad y Níger en los últimos dos años, consolidando un patrón de retroceso geoestratégico en el continente. En paralelo, varios países africanos han comenzado a diversificar sus alianzas, recurriendo a potencias como Rusia, Turquía o China, que ofrecen alternativas en seguridad y desarrollo sin condiciones políticas explícitas.
En este nuevo contexto, las misiones militares francesas en África serán más breves, móviles y sujetas a autorización caso por caso. Según fuentes del Ministerio de Defensa, las nuevas formas de cooperación se centrarán en formación, inteligencia y logística compartida, abandonando la lógica de ocupación permanente que caracterizó las décadas previas.
Para Senegal, la retirada representa tanto un logro político simbólico como un desafío operativo. El ejército nacional deberá asumir funciones que antes eran compartidas con las tropas francesas, en particular en materia de vigilancia aérea y coordinación logística regional. No obstante, el gobierno insiste en que esta transición fortalecerá sus capacidades internas.
La población senegalesa ha seguido el proceso con atención. Diversos sectores sociales y académicos han celebrado el paso como una rectificación histórica, aunque algunos analistas advierten que el vacío dejado por Francia podría ser aprovechado por actores externos con intereses menos transparentes. El gobierno ha reiterado que no se reemplazará una influencia por otra.
La salida francesa se da en un marco de creciente multipolaridad en África, donde la competencia entre potencias externas es cada vez más visible. Las decisiones tomadas por países como Senegal pueden configurar un nuevo equilibrio regional en el que los Estados africanos ejerzan un rol más activo y menos dependiente en materia de seguridad.
En este sentido, el caso senegalés podría marcar un precedente. Si logra consolidar una política de defensa autónoma y eficiente, su ejemplo podría ser seguido por otros Estados que aún mantienen bases extranjeras en su territorio. La reconfiguración del mapa militar africano está en marcha, y sus efectos serán observados con atención en todo el continente.
Au revoir, Macron.
— Néstor Siurana (@nestorsiurana) July 17, 2025
Francia deja hoy su ÚLTIMA base militar en África Occidental, en Senegal.
Hoy es el primer día que NO hay militares franceses en la zona desde el siglo XIX.
Decadencia absoluta de Francia, que pierde su influencia en el Sahel y en el Golfo de Guinea. pic.twitter.com/XqabBNj0CJ
La salida de Francia de Senegal no solo clausura un capítulo de su política exterior, sino que representa una señal clara de que la era de Françafrique está llegando a su fin. Aunque aún persisten formas de dependencia económica o cultural, el giro en el ámbito militar es indicativo de una transformación más profunda y difícilmente reversible.
A corto plazo, la transición plantea interrogantes: ¿podrá Senegal asumir completamente el control de su defensa? ¿Se abrirán nuevos espacios para alianzas igualitarias? Lo que es seguro es que, con esta retirada, se redefine la relación histórica entre África Occidental y su antigua metrópoli.