25/07/2025 - Edición Nº899

Internacionales

Persecución judicial

Corte Suprema de Brasil toma medidas contra Bolsonaro: detalles

18/07/2025 | La Corte Suprema de Brasil impone duras restricciones al expresidente, acusado de liderar un intento de golpe tras las elecciones de 2022.



El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, enfrenta el momento más crítico de su carrera política. En medio del juicio que lo investiga por supuestamente intentar subvertir el orden democrático en 2022, el Supremo Tribunal Federal (STF) decidió imponerle medidas cautelares que incluyen una tobillera electrónica, restricción domiciliaria nocturna, la prohibición de usar redes sociales y comunicarse con otros acusados o diplomáticos. Para sus abogados, estas restricciones se basan en conjeturas más que en pruebas concretas, y configuran una forma de persecución política encubierta.

El cerco legal se intensificó tras nuevos hallazgos en registros ordenados por la Justicia. La Policía Federal incautó dinero en efectivo y un pendrive en la residencia de Bolsonaro, elementos cuya relevancia aún está en discusión. Voceros cercanos al expresidente denuncian que la justicia busca criminalizar documentos o bienes sin valor penal, en un intento de reforzar una narrativa de culpabilidad.

El juicio por intento de golpe

El STF y la Fiscalía General acusan a Bolsonaro de liderar un plan para impedir la asunción del presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva. Sin embargo, la defensa sostiene que nunca existió una acción concreta para consumar un golpe de Estado, y que las reuniones mencionadas en el expediente fueron “discusiones políticas dentro del marco constitucional”. Está imputado por cinco delitos, aunque aún no se ha comprobado fehacientemente su participación directa.

El proceso incluye a más de 80 personas, entre ellos exministros, generales y su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro. Las penas acumuladas podrían superar los 40 años de prisión, algo que analistas consideran desproporcionado frente a los hechos hasta ahora documentados. Para los simpatizantes del expresidente, el objetivo es claro: impedir que vuelva a competir en las urnas.

Una defensa mediática y movilizada

Desde el inicio del proceso, Bolsonaro ha optado por una estrategia de comunicación que denuncia una persecución judicial sin precedentes. En recientes declaraciones, aseguró: "Me están juzgando por un supuesto golpe un domingo, sin armas, sin tropas, mientras yo estaba en EE.UU... algo realmente increíble, un crimen inexistente". Esta versión ha ganado eco entre sus seguidores, que ven en el juicio un intento de silenciar al principal líder de la oposición.

La Fiscalía sostiene que Bolsonaro mantuvo contacto con mandos militares, aunque hasta ahora no se ha presentado evidencia concluyente sobre planes operativos de insurrección. Uno de los puntos más controvertidos es un borrador de decreto hallado en la residencia de un exministro, que proponía una intervención militar en el Tribunal Electoral, sin que se demuestre que haya sido redactado o aprobado por Bolsonaro.

Presiones externas y tensión diplomática

El proceso ha derivado en un inédito conflicto diplomático con Estados Unidos. Donald Trump expresó su apoyo a Bolsonaro y denunció una "cacería de brujas". Además, amenazó con elevar aranceles del 50% a productos brasileños, algo que el gobierno de Lula calificó como injerencia política intolerable. Para muchos analistas, estas tensiones evidencian que el juicio tiene derivaciones internacionales y connotaciones políticas.

La embajada de EE.UU. emitió una nota diplomática en defensa de Bolsonaro, lo que provocó que la cancillería brasileña convocara al encargado de negocios estadounidense. El episodio muestra el grado de polarización en torno al proceso judicial, con consecuencias más allá de lo jurídico.

Un expresidente cercado pero vigente

Pese a las restricciones impuestas, Bolsonaro sigue siendo un actor relevante. No podrá usar redes ni participar en actos sin autorización, pero mantiene fuerte influencia en sectores del Congreso y en las bases sociales conservadoras. El STF también le prohibió acercarse a sedes militares o exfuncionarios investigados.

Estas condiciones complican un retorno inmediato al escenario electoral, pero no anulan su capital político. El bolsonarismo se mantiene movilizado, cuestiona la imparcialidad del proceso y apunta al desgaste del gobierno de Lula como vía de reposicionamiento.

Intensa persecución

El caso Bolsonaro marcará un precedente político y jurídico para Brasil. Por primera vez, un expresidente democráticamente electo enfrenta un proceso que, para muchos, está cargado de motivaciones ideológicas. Mientras el STF sostiene que hay elementos para una condena, otros observadores alertan sobre un uso selectivo del aparato judicial.

El desenlace aún es incierto, pero el juicio ya impacta sobre la salud institucional del país. Lo que está en juego no es solo el destino de Bolsonaro, sino el equilibrio entre justicia, política y democracia.