
El reclamo salarial de los gremios docentes en Chaco se convirtió en uno de los principales frentes internos que enfrenta el gobernador Leandro Zdero. A pocos meses de asumir, la gestión ya enfrenta un conflicto que trasciende lo gremial y empieza a generar tensión en el ámbito político provincial.
El Frente Gremial Docente reclama la aplicación efectiva de la cláusula gatillo, junto a una recomposición que contemple el impacto real de la inflación. El último ajuste trimestral, del 6,01%, fue considerado insuficiente y provocó un fuerte malestar en el sector. Los sindicatos advierten que, hasta ahora, no hubo mejoras reales al salario básico.
A esto se suma un señalamiento institucional: el Gobierno no ha convocado a la Comisión de Política Salarial y Condiciones de Trabajo, tal como establece la normativa. Para los gremios, se trata de una omisión que deja al descubierto “el desinterés por abrir canales de negociación genuinos” en una coyuntura crítica.
El regreso del presentismo, ahora bajo la figura del “concepto aula”, también despertó resistencia. Los gremios denuncian que se trata de sumas no remunerativas que condicionan el salario y vulneran derechos laborales. La medida es leída como un intento de disciplinamiento que remite a etapas anteriores de ajuste.
En el oficialismo, por ahora, prima el silencio. Pero en el ámbito legislativo y dentro de Juntos por el Cambio, comienzan a encenderse las alertas. La falta de respuesta del Ejecutivo frente a un sector históricamente movilizado como el docente podría escalar el conflicto y generar costos políticos en los próximos meses.
Desde el Frente Gremial ya advierten que, si no hay respuesta, el conflicto podría profundizarse en las aulas y en la calle. En una provincia marcada por la inestabilidad económica, Zdero enfrenta su primer test de gestión con un problema que toca de lleno la gobernabilidad.