20/07/2025 - Edición Nº894

Opinión


Lenguaje político

“La palabra y las cosas”

20/07/2025 | Lorena Álvarez reflexiona sobre la transformación de la palabra escrita en la cultura actual y el desafío de la política para recuperar sentido y profundidad en un mundo dominado por la imagen y el vértigo informativo.



Escritora y entrevistadora, Lorena Álvarez ha sabido moverse entre el texto, la pantalla y el archivo televisivo con una sensibilidad particular para detectar lo que está cambiando en la cultura, y lo que se repite aunque parezca nuevo. Se hizo conocida por sus columnas en Panamá Revista, donde combina análisis político y cultural, sin caer en lugares comunes. Luego vino “La Cita”, su ciclo en el canal A, donde le dio forma a un tono propio: destaca su entrevista al Turco Asis tal vez la mejor que le hayan hecho al escritor.

Ahora, junto a Paula Puebla, impulsa Pasadas de Uva, un ciclo de conversaciones en YouTube que se propone dejar “charlas atemporales” en un mundo marcado por el vértigo del contenido. En esta conversación hablamos del lenguaje escrito, del stream, del lugar que ocupa hoy la política en la cultura — y la pregunta que no cede: ¿qué queda cuando todo se dice tan rápido?

¿Cómo inicia el proyecto de Pasadas de Uva junto a Paula Puebla?

Una casualidad, que no sé si fue tan casual. Con Paula nos conocemos hace muchos años. Nos queremos, nos respetamos. Eso es fundamental. Nos habían convocado por separado para otro proyecto, pero por distintos motivos las dos decidimos no sumarnos. Y ahí fue cuando a ella se le ocurrió este ciclo de charlas atemporales, con distintas personalidades que muchas veces no tienen tanta prensa o no se les conoce por otros costados. Un ciclo corto, de doce entregas, que ya está terminando—al menos por ahora. La idea era dejar en el aire conversaciones que no pasen de moda, en ese mundo que es YouTube.

Venimos de hacer un Cabaret Voltaire con Martin Sivak sobre Clarín y como los diarios construyeron poder en un mundo sin pantallas donde la cultura era predominantemente escrita ¿La imagen destronó a la palabra de forma popular? ¿Qué queda de ese viejo mundo?

Sí y no. Porque si bien la imagen hoy lo ocupa todo, mucho de lo que se dice en streaming o en medios ya fue escrito antes. En forma de columna, o incluso en un tuit. Y eso se nota: a veces escribís una idea y después la ves —o la escuchás— en algún análisis en cable o en plataformas. El lenguaje escrito sigue teniendo peso, pero de otra manera. Hasta un tuit puede marcar agenda. Basta ver la comunicación oficial: el presidente tuitea. Escribe.

¿Te imaginás que vuelva a haber un lenguaje político o cultural donde el libro, la columna larga, tenga algún lugar relevante o son procesos irreversibles? ¿Notaste los efectos de esto a lo largo de los años?

Para mí la columna y la palabra escrita siguen teniendo fuerza. Tal vez no como producto final, pero sí como guía para lo que después se transmite desde lo audiovisual. Porque mucha gente escribe. Es más, te diría que hay lecturas para todos los gustos. No será el siglo de las plumas célebres, pero sí el de quienes se animan a pensar las cosas desde distintos lugares. Y eso, de algún modo, democratiza la palabra.
 Tal vez lo que no hay hoy es ese puñado de celebridades periodísticas analizando un hecho. Pero sí hay muchos pensándolo desde distintos ángulos, y eso me parece interesantísimo. Es algo que empezó con los blogs en la primera década del siglo y que, bien aprovechado, permite discusión y profundidad.

Chacho Alvarez por ejemplo fue el arquetipo del video-político pero sin embargo provenía de una cultura escrita. Por momentos, ¿No habita la política un mundo de símbolos sin significados cuando la mayoría piensa exclusivamente en las cosas?

Chacho venía de un mundo escrito, pero ya atravesado por la televisión. El debate entre Rucci y Tosco fue en los 70 y lo moderó Gerardo Sofovich, mirá lo que era eso. Y mucho antes, en 1960, Kennedy —bronceado y displicente— le ganó un debate a Nixon, que se negaba a maquillarse. La imagen ya era poder. Chacho lo entendió, igual que Menem, aunque con símbolos distintos. Menem, en los 80, se mostraba con figuras populares de la cultura. Chacho, en los 90, se vinculaba con artistas más prestigiosos, más cercanos a lo intelectual. Hoy, después de tanta agua bajo el puente, lo que diga un artista ya no mueve un voto. Como bien decís, ahora importan más las cosas que los símbolos. Que no aumente la carne. Que puedas atenderte en un hospital. Eso pesa más que cualquier declaración pública.

Uno tendría la sensación de que, si “las cosas” se imponen sobre los símbolos, la política pierde épica, profundidad y horizonte. Pero al mismo tiempo pienso que esos simbolos fueron vaciados de sentido porque descuidaron absolutamente el mundo de las cosas ¿Què es la justicia social con la mitad de la economia en negro o 40% de pobres? ¿Significa algo para la gente que trabaja en la feria el peronismo?

Hay un núcleo duro muy politizado, y lo encontrás en todas partes: desde un feriante hasta entre profesionales. El tema es cómo hace esa gente —que tiene convicciones fuertes, un discurso formado— para llegar a los sectores menos politizados. Porque hoy, si en una discusión tirás términos como “justicia social” o “derechos”, no convencés a nadie. Esas palabras quedaron lejos de la vida cotidiana.

Las frases épicas ya no significan nada. Por eso funciona tan bien esa parodia que hace Lizy Tagliani de los políticos que usan miles de palabras para no decir nada. Y ojo, no es algo que pase solo acá. Me sorprendí viendo La ley de Herodes, una película mexicana que ya es de culto, donde se burlan del PRI y de su justicia social, mientras muestran cómo se profundiza la corrupción y la oscuridad del partido que gobernó durante décadas con ese lema. De hecho, cuando el PRI perdió las elecciones en 2000, después de setenta años en el poder, muchos culparon a esa película. Como si el problema no fueran los años de gobiernos insostenibles, sino la sátira. Aunque se decían abanderados de la justicia social, no se hacían cargo de lo que habían hecho con ella.

Temas de esta nota:

LORENA ÁLVAREZ