22/07/2025 - Edición Nº896

Internacionales

Crisis consular

Consulados mexicanos: el problema salarial que enfrenta su personal en Estados Unidos

22/07/2025 | Sin aumentos desde 1998 y con jornadas extenuantes, el personal consular enfrenta el drama migrante con salarios que no alcanzan para vivir.



A lo largo de Estados Unidos, los consulados mexicanos son la primera línea de defensa para millones de compatriotas que enfrentan detenciones, deportaciones o abusos. Sin embargo, quienes sostienen esa red de protección diplomática sobreviven con sueldos estancados desde hace 27 años, en un contexto de alza generalizada de precios y demandas crecientes. La paradoja es brutal: protegen a migrantes vulnerables mientras ellos mismos viven en condiciones económicas precarias.

Los empleados del Servicio Exterior Mexicano (SEM), incluyendo cónsules, administrativos y personal operativo, perciben un salario de 3.295 dólares mensuales que no ha sido actualizado desde 1998. Esa cifra, que entonces permitía una vida digna, hoy apenas alcanza para cubrir lo básico en ciudades como Los Ángeles, Chicago o Nueva York, donde los costos de renta, alimentación y servicios se han disparado. Muchos, de hecho, dependen de asistencia social estadounidense para llegar a fin de mes.

Sueldo congelado, precios disparados

La falta de actualización salarial ocurre en paralelo con un contexto inflacionario feroz. El precio de productos como los huevos pasó de 1 a más de 6 dólares en menos de dos décadas; el transporte, la gasolina, la educación y la salud también han experimentado aumentos de entre el 50 % y el 200 %. Mientras tanto, el sueldo consular permanece inamovible, erosionando progresivamente su poder adquisitivo.

En términos reales, el poder de compra de estos funcionarios ha caído más del 70 % desde que fue fijada la cifra actual. En muchos casos, los trabajadores han debido recurrir a subsidios para la vivienda, programas de alimentación o incluso a segundos empleos, algo incompatible con sus responsabilidades diplomáticas. Las jornadas laborales, además, superan con frecuencia las 12 horas, con guardias ante detenciones, redadas y urgencias humanitarias.

Una carga creciente con menos recursos

La presión ha aumentado en los últimos meses con el retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Su política migratoria de mano dura ha reactivado operativos masivos de ICE y redoblado la persecución a migrantes mexicanos. En consecuencia, los consulados deben gestionar más repatriaciones, asistencia jurídica, protección a menores y coordinación con autoridades locales, sin refuerzos presupuestarios ni de personal.

A pesar de esta sobrecarga, el presupuesto total de la Cancillería mexicana para atención consular disminuyó un 6 % en comparación con 2024 y un 38 % respecto de 2018. Hoy, 69 plazas del SEM en Estados Unidos están vacantes —el 17 % del total— y solo 17 de los 53 consulados tienen su plantilla completa. En algunos casos, incluso se han suspendido servicios por falta de personal calificado.

Promesas sin respaldo y nombramientos políticos

Desde la llegada de Claudia Sheinbaum al poder, el discurso oficial ha insistido en fortalecer la red consular y apoyar a los migrantes. No obstante, las promesas no se han traducido en mejoras concretas para quienes operan esa defensa sobre el terreno. El canciller actual, al igual que sus antecesores, ha optado por preservar el esquema salarial congelado, generando frustración interna.

Además, los nombramientos políticos han ganado terreno en los últimos años. Puestos clave son ocupados por perfiles sin experiencia diplomática, con vínculos partidarios o clientelares, lo que erosiona la profesionalización del SEM y merma la capacidad operativa real de los consulados. Muchos funcionarios de carrera denuncian haber sido marginados en favor de allegados del nuevo gobierno.

Vivir de los restos mientras se protege a otros

Varios empleados han relatado que viven en departamentos compartidos, dependen de bancos de alimentos o han tenido que enviar a sus hijos a escuelas públicas con subsidios especiales. Esta situación contrasta con el perfil diplomático que se les exige y las funciones críticas que desempeñan: localizar a detenidos, mediar ante jueces, asistir en emergencias sanitarias, e incluso brindar apoyo psicológico y legal a migrantes en situación de riesgo extremo.

Los consulados también operan programas de salud, asistencia integral, atención a víctimas y campañas de orientación, todo ello con equipos insuficientes, sin aumentos salariales y bajo constante presión institucional. La paradoja se acentúa: el Estado mexicano exige excelencia operativa a funcionarios que no pueden pagar una consulta médica sin endeudarse.


Consulado General de México en Nueva York. 

Un caso delicado 

La situación del personal consular mexicano en Estados Unidos refleja una contradicción estructural del Estado mexicano. Mientras el discurso político enarbola la defensa de los connacionales en el exterior como un pilar diplomático, en la práctica se descuida sistemáticamente a quienes deben sostener ese esfuerzo desde el terreno. Esta brecha entre narrativa y realidad no solo es injusta, sino también peligrosa: pone en riesgo la eficacia de la protección consular en un momento de creciente hostilidad migratoria en EE.UU.

De no corregirse esta situación -con ajustes salariales, profesionalización del cuerpo diplomático y una estrategia presupuestaria sólida-, México arriesga debilitar una de sus herramientas más valiosas en la defensa internacional de sus ciudadanos. La precarización de sus representantes en el exterior no solo vulnera sus derechos laborales, sino también la dignidad del país que representan.