25/07/2025 - Edición Nº899

Internacionales

Inteligencia artificial

Colombia apuesta por IA para combatir el narcotráfico digital: los detalles

23/07/2025 | Con IA y sistemas predictivos, el país busca anticiparse a redes criminales que operan en criptomonedas y plataformas digitales.



Colombia ha comenzado a implementar tecnologías de inteligencia artificial para hacer frente a un fenómeno criminal cada vez más complejo: el narcotráfico transnacional que opera mediante canales digitales. Lejos de las rutas tradicionales de la cocaína o las plantaciones visiblemente erradicables, el nuevo desafío incluye criptomonedas, dark web, redes sociales cifradas y plataformas logísticas que permiten mover dinero y precursores sin dejar rastro físico. En este escenario, los algoritmos se han convertido en herramientas clave para anticipar y desestabilizar estas redes antes de que generen daños masivos.

La preocupación no es menor: la aparición del fentanilo como droga global, con un altísimo poder adictivo y mortal, ha encendido todas las alertas. Estados Unidos ya lo considera un arma de destrucción masiva de consumo lento, y las autoridades colombianas temen que su presencia aumente en la región. Frente a este riesgo, la estrategia no puede limitarse a capturas o interdicción; se requiere anticipación, detección de patrones y una comprensión algorítmica de los ecosistemas criminales.

Nuevas lógicas criminales

El narcotráfico contemporáneo ya no se estructura como carteles piramidales sino como redes descentralizadas que cooperan, tercerizan y ocultan sus trazas digitales. Los flujos de dinero se camuflan en transacciones de criptomonedas, facturaciones ficticias, empresas pantalla y movimientos interbancarios opacos. A su vez, los contactos entre eslabones de la cadena criminal suceden mediante aplicaciones encriptadas que dificultan su rastreo tradicional.

Frente a esta realidad, la inteligencia artificial puede ofrecer una ventaja asimétrica: los sistemas de machine learning permiten detectar patrones anómalos, establecer correlaciones invisibles al ojo humano y vincular hechos dispersos como transferencias, cambios en el consumo local o movimientos logísticos sospechosos. La IA no reemplaza a la investigación policial, pero potencia su capacidad reactiva y prospectiva.

Datos para anticiparse

Una de las apuestas más ambiciosas es el uso de la IA para predecir zonas de riesgo antes de que emerjan brotes de consumo o actividad criminal. Utilizando datos históricos, sociales, sanitarios y económicos, se construyen mapas de calor que identifican comunidades vulnerables a nuevas drogas. Esta información permite intervenir con campañas preventivas, servicios de salud mental y refuerzo institucional antes de que el daño se consolide.

Colombia está también comenzando a cruzar información entre agencias: aduanas, fiscalías, policía financiera y servicios de inteligencia trabajan en plataformas compartidas que centralizan indicadores clave. Con ello, se busca reducir la fragmentación informativa que históricamente ha permitido que redes criminales se aprovechen de vacíos institucionales.

Criptomonedas bajo la lupa

Uno de los ámbitos donde más se ha avanzado es el rastreo financiero. Empresas privadas han desarrollado algoritmos capaces de analizar el comportamiento de billeteras digitales, identificar operaciones sospechosas y reconstruir la ruta de activos desde plataformas descentralizadas hasta puntos de conversión en dinero fiat. Estas herramientas, adaptadas a las necesidades de los entes reguladores colombianos, permiten mapear estructuras criminales que antes quedaban fuera del radar.

Los flujos de dinero se han convertido en el hilo conductor de las investigaciones. Con IA, se detectan patrones como compras reiteradas de insumos específicos, movimientos entre cuentas de empresas con comportamiento anómalo o repeticiones en ciertas direcciones IP. Esto no solo facilita incautaciones sino que eleva el costo operativo del crimen, ya que obliga a las mafias a invertir más tiempo y recursos para evadir controles.

Riesgos democráticos

Sin embargo, el uso de inteligencia artificial para seguridad plantea dilemas éticos serios. Expertos insisten en la necesidad de contar con marcos legales claros, supervisión ciudadana y transparencia algorítmica. Sin estas garantías, existe el riesgo de caer en mecanismos de vigilancia masiva injustificada o en sesgos automatizados que terminen estigmatizando a ciertas poblaciones.

El gobierno colombiano ha anunciado la creación de un comité técnico y ético que revisará todas las iniciativas de IA aplicadas a seguridad. Además, se trabaja con universidades para que las herramientas desarrolladas pasen por procesos de auditoría, pruebas abiertas y validación externa. La legitimidad de la acción estatal en esta materia dependerá en buena medida de su transparencia.

Cooperación global

Colombia también ha insistido en la necesidad de una cooperación internacional robusta, especialmente con países europeos como España. Las redes criminales son transnacionales, y ninguna tecnología local podrá ser suficiente si no se comparte información, protocolos, listas negras y alertas tempranas. Empresas tecnológicas, bancos, plataformas digitales y estados deben alinear sus intereses.

En este sentido, organismos multilaterales y espacios de gobernanza digital cobran protagonismo. Colombia ha propuesto que se avance hacia una cartografía digital conjunta del crimen organizado, que permita identificar clústeres de operación criminal con una lógica regional y no meramente nacional.

La droga en Colombia es un problema estructural complejo. 

La revolución de la IA

La incorporación de la inteligencia artificial en la lucha contra el narcotráfico marca un punto de inflexión. Más que una herramienta técnica, representa un cambio de paradigma: del enfoque reactivo a uno anticipatorio, donde el crimen se combate con datos, patrones y previsión. El éxito dependerá no solo de la tecnología disponible, sino de la voluntad política para aplicar esos recursos con justicia, cuidado institucional y respeto a los derechos.

El camino está en marcha, pero aún es frágil. La sofisticación del narcotráfico obliga a que las respuestas estatales sean igual de innovadoras, sin caer en atajos ni extralimitaciones. Colombia está intentando esa ruta, sabiendo que el precio de fallar no se mide solo en cifras, sino en vidas.

Relacionadas
Más Noticias