
Sierra Leona ha iniciado una ofensiva energética sin precedentes con el objetivo de convertirse en el nuevo polo de exploración petrolera de África Occidental. El gobierno del país, a través de su dirección de petróleo, lanzó recientemente su primera encuesta sísmica 3D en más de diez años, con la expectativa de colocar al país en el radar de las grandes petroleras internacionales.
La campaña sísmica, que arrancó a finales de mayo, durará seis semanas y está a cargo de la firma GeoPartners en colaboración con TGS. El objetivo es actualizar y reprocesar los datos geológicos para preparar una nueva ronda de licencias prevista para octubre de 2025. En juego están hasta 60 bloques de exploración costa afuera que podrían transformar la economía de un país que, hasta ahora, ha permanecido al margen de los grandes descubrimientos energéticos de la región.
Según fuentes oficiales del país, las reservas recuperables en juego podrían alcanzar los 30.000 millones de barriles de petróleo equivalente, una cifra ambiciosa que, de confirmarse, podría alterar el mapa energético de la región. Uno de los puntos más prometedores es el yacimiento conocido como Vega, cuya capacidad estimada ronda los 3.000 millones de barriles.
A diferencia de exploraciones anteriores realizadas por empresas como Anadarko y Lukoil, cuyos hallazgos resultaron inviables comercialmente, la nueva tecnología sísmica y el interés global en recursos energéticos costa afuera abren una ventana de oportunidad real. El objetivo es claro: "de-riskear" la cuenca offshore mediante tecnologías avanzadas que permitan atraer inversión extranjera significativa.
En los últimos 18 meses, multinacionales como Shell, Petrobras, Hess y Murphy Oil han adquirido datos licenciados sobre los bloques en oferta, lo que indica un creciente interés por parte de jugadores clave del sector. Este repunte en la atención internacional coincide con el éxito de proyectos en países vecinos como Guyana y Namibia, que también emergieron como destinos petroleros tras largos períodos de exploración poco fructífera.
Sierra Leona aspira a repetir ese modelo. Su ubicación estratégica entre países productores como Senegal y Costa de Marfil refuerza su atractivo. En palabras del director de petróleo Foday Mansaray: "Estamos al borde de algo grande. Seremos una de las próximas historias de éxito en energía".
La sexta ronda de licencias, prevista para octubre de 2025, podría ser un hito histórico para el país. La planificación contempla hasta 60 bloques offshore, con exclusión de las zonas ultra-profundas, que podrán ser objeto de negociaciones directas. La selección de los bloques, la transparencia del proceso y el marco regulatorio serán determinantes para captar el interés de inversores.
El gobierno ya ha iniciado reuniones con potenciales socios, apostando a que la calidad de los datos reprocesados y la experiencia de empresas como TGS permitirá crear un marco competitivo. La estrategia se basa en generar confianza y demostrar que Sierra Leona está dispuesta a jugar en las grandes ligas del petróleo.
Pese al optimismo, los desafíos no son menores. El país necesita fortalecer su infraestructura regulatoria, garantizar la estabilidad política y construir capacidades técnicas que respalden una industria compleja y de alto riesgo. La ausencia de un historial petrolero exitoso puede jugar en contra al momento de seducir inversores institucionales.
No obstante, el contexto energético global juega a favor. El auge de descubrimientos en aguas profundas, la carrera por diversificar fuentes de crudo y la búsqueda de nuevos proveedores fuera de Oriente Medio dan a Sierra Leona una oportunidad única que no puede desaprovechar.
La probabilidad de que Sierra Leona logre consolidarse como nuevo actor en la industria petrolera de África Occidental es moderada a alta (60-75%), dependiendo del éxito de los estudios sísmicos, la calidad de los bloques ofertados y la capacidad del gobierno para ejecutar un proceso creíble. La participación de grandes jugadores en la fase de adquisición de datos sugiere que el interés existe, pero requerirá de consistencia institucional para materializarse.
Si el proyecto avanza según lo planeado, podría convertirse en el caso Guyana del oeste africano, con consecuencias positivas en términos de inversión extranjera directa, empleo y desarrollo de infraestructura. Sierra Leona, hoy un actor marginal en el mapa de hidrocarburos, podría tener su gran oportunidad en la década que comienza.