
En un año electoral marcado por una creciente tensión geopolítica y política interna, la reciente intervención del futuro embajador de Estados Unidos en Argentina, Peter Lamelas, pone en evidencia un conflicto crucial: la defensa férrea de la autonomía provincial frente a presiones externas y la influencia directa de potencias extranjeras en la política local.
Los gobernadores de Tierra del Fuego, La Pampa y La Rioja, encabezados por Gustavo Melella, Sergio Ziliotto y Ricardo Quintela, no dudaron en expresar un rechazo contundente a las declaraciones de Lamelas, que fueron consideradas una clara intromisión en las decisiones soberanas de cada provincia. Este rechazo refleja la sensibilidad política en torno a la autonomía provincial, un valor que cobra especial relevancia en el actual escenario de polarización y conflicto electoral.
Durante una audiencia en el Senado estadounidense en Washington, Lamelas describió como un “desafío” la potestad de las 23 provincias argentinas para negociar acuerdos y proyectos con actores internacionales, y dejó claro que su rol incluirá visitar todas las provincias para “asegurarse” de que sus intereses sean respetados. Además, el diplomático estadounidense anunció su intención de apoyar al gobierno de Javier Milei, destacando su interés en acelerar causas judiciales contra figuras opositoras como Cristina Fernández de Kirchner.
Estas afirmaciones provocaron un inmediato rechazo en las provincias. Gustavo Melella afirmó: “No admitimos presiones externas ni condicionamientos. En Tierra del Fuego, decidimos con autonomía y no aceptamos que un funcionario diplomático adopte una postura intervencionista que desconoce nuestra soberanía”. Además, criticó duramente a Lamelas: “Quédese en su país a resolver sus problemas de corrupción y deje de ser socio de los usurpadores británicos”.
En el mismo tono, Sergio Ziliotto, gobernador de La Pampa, remarcó que su provincia “no aceptará intromisiones externas que busquen disciplinarnos” y defendió el respeto a la Constitución Nacional y a la división de poderes como bases fundamentales de su gestión.
Por su parte, el mandatario de La Rioja, Ricardo Quintela, alertó sobre “embates contra la libertad y soberanía” con el aval del Gobierno nacional y advirtió que “en ningún lugar del suelo argentino permitiremos que un extranjero decida por nuestro futuro ni el manejo de nuestros recursos”.
La reacción de los gobernadores no solo pone en tensión la relación entre los poderes provinciales y la diplomacia estadounidense, sino que también refleja un fenómeno mayor: la resistencia ante la influencia de potencias extranjeras en la política argentina, especialmente en un momento de inestabilidad y definiciones electorales.
A esto se suma el rechazo de la embajada china, que calificó las declaraciones de Lamelas como “prejuicios ideológicos propios de una mentalidad de ‘Guerra Fría’” y advirtió sobre el resurgimiento de la “Doctrina Monroe”. La sede diplomática resaltó que la República Argentina debe ser un espacio de cooperación internacional, no un campo de batalla para los intereses de las grandes potencias.
En definitiva, esta situación pone sobre la mesa la fragilidad institucional del país y la centralidad de la autonomía provincial como escudo ante presiones internas y externas. El escenario está marcado por una disputa política compleja, donde la soberanía, la influencia internacional y la agenda electoral se entrecruzan con fuerte tensión.