23/07/2025 - Edición Nº897

Política

Córdoba libertaria

Río Tercero: la ciudad donde Milei arrasó y hoy bate récord de despidos

23/07/2025 | En el bastión cordobés que le dio el 75% de los votos, el modelo libertario muestra su cara más cruda: despidos masivos, industrias paralizadas y salarios pulverizados.



En Río Tercero, Javier Milei logró en noviembre una de sus victorias más contundentes: el 74,52% de los votos, frente a apenas un 25,47% de Sergio Massa. Ocho meses después, esa ciudad cordobesa se convierte en un símbolo incómodo del derrumbe productivo que provocó el ajuste libertario. La empresa Petroquímica Río Tercero (PR3) despidió esta semana a 124 trabajadores, lo que equivale a la mitad de su planta actual.

El gremio químico decretó un paro total y advirtió que la situación es terminal: “La planta tenía 375 trabajadores y ya en octubre pasado había ejecutado otro centenar de despidos. Ahora quedaría reducida a 130 operarios”, denunció el delegado Marcelo Felici. La causa no es un misterio: caída del mercado interno, derrumbe de la industria automotriz, farmacéutica y petroquímica, y un gobierno que abandona a la producción.

La foto es elocuente: donde se gritaba libertad, hoy hay fábricas vacías. Y el modelo económico elegido por las mayorías se vuelve, en tiempo real, un búmeran social.

Pero PR3 no es el único caso. En Fabricaciones Militares, también con sede en Río Tercero, los técnicos e ingenieros emigran o se refugian en el sector privado por la caída salarial. Profesionales con ingresos congelados en torno a los $700.000 renunciaron en masa ante la falta de horizonte. La empresa Atanor Córdoba, del grupo Albaugh y parte de Amcham, también achicó su producción frente al ingreso de productos importados que compiten a precio vil por la apertura comercial irrestricta.

El combo Milei en esta ciudad es brutal: apertura importadora, desindustrialización y expulsión del empleo técnico y formal. Río Tercero, que durante años fue símbolo del polo químico cordobés, hoy ilustra la caída libre de un modelo que no tiene como prioridad ni el trabajo ni la producción.

El contraste político no puede ser más elocuente. Río Tercero votó masivamente por una propuesta que prometía "dinamitar el Estado" y terminó dinamitando su propio entramado productivo. El mismo gobierno que frenó la obra pública, desfinanció las industrias del Estado, liberó importaciones y planchó los salarios, encuentra hoy en Río Tercero su primera evidencia empírica.

Lo que se rompe no es solo un contrato social, sino también una promesa electoral: en nombre del esfuerzo individual, se están desmantelando décadas de inversión pública, infraestructura industrial y trabajo calificado. Las consecuencias ya no son abstractas. Tienen nombres, fábricas y cifras.

Milei ganó con el voto de una clase media empobrecida y trabajadores hartos del estancamiento. Hoy, en lugares como Río Tercero, esa esperanza se transforma en desilusión, ajuste y despido.