
La inflación interanual en México registró una marcada desaceleración y se ubicó en 3,55% en la primera quincena de julio, según datos publicados por el INEGI. La cifra representa una caída significativa respecto del 4,13% que se había observado al cierre de junio, y se sitúa por debajo de las previsiones del mercado, que apuntaban a un nivel cercano al 3,63%.
Con este resultado, el índice general vuelve a entrar en el rango objetivo del Banco de México, que mantiene una meta de 3% con un margen de un punto porcentual hacia arriba o abajo. El dato no solo refleja un alivio para los bolsillos, sino que también refuerza las expectativas de un posible recorte adicional en la tasa de referencia por parte del banco central.
El descenso estuvo impulsado en buena parte por una reducción en los precios de productos agropecuarios y energéticos, que componen la inflación no subyacente. Este componente se desaceleró hasta ubicarse en 1,24% anual, una caída considerable frente a los registros anteriores.
En paralelo, la inflación subyacente, que excluye bienes volátiles y es seguida más de cerca por el Banco de México, también moderó su ritmo y se colocó en 4,25% anual, rompiendo una racha de siete quincenas consecutivas al alza. Dentro de esta, los precios de las mercancías crecieron 4,01%, mientras que los servicios lo hicieron en 4,49%.
Los productos que más aumentaron en esta quincena fueron el transporte aéreo (+11,25%), los nopales (+14,44%) y el huevo (+3,29%). También se registraron alzas menores en la lechuga, la cebolla y servicios turísticos.
En contrapartida, bajaron con fuerza los precios de la uva (−11,96%), el limón (−5,73%), el tomate verde, la papaya, el aguacate y los pañales desechables. Estos descensos ayudaron a contener la presión general sobre los alimentos frescos.
El alivio inflacionario se traduce en mayor margen para que el Banco de México continúe bajando su tasa de interés de referencia, actualmente situada en 8,5%. El organismo ya ha realizado cuatro recortes en lo que va del año y analistas del sector prevén al menos dos más antes del cierre de 2025.
El dato también fue bien recibido por el Gobierno y los mercados. La administración de Claudia Sheinbaum lo celebró como una "señal de estabilidad económica", mientras que distintas entidades financieras destacaron la consistencia del proceso desinflacionario.
La expectativa ahora es que la inflación cierre el año por debajo del 4%, siempre que los factores climáticos y energéticos no introduzcan volatilidad. La evolución de la inflación subyacente será clave para calibrar la velocidad y profundidad de la relajación monetaria.
Algunos analistas advierten que el avance sigue siendo desigual entre sectores, y que la inflación de servicios aún se mantiene elevada, lo que podría limitar la agresividad de los recortes en la segunda mitad del año.
La Presidenta @Claudiashein celebró qué la inflación en #México bajó de 4.13% a 3.55% anual. 👏👏👇 pic.twitter.com/A1tsmuPwZm
— Gurú Político (@guruchuirer) July 24, 2025
La inflación de julio marca un punto de inflexión favorable para la economía mexicana, en un contexto global de incertidumbre monetaria. Si la tendencia se sostiene, Banxico podría convertirse en uno de los primeros bancos centrales emergentes en consolidar un ciclo de baja sin provocar inestabilidad cambiaria.
Sin embargo, el riesgo de rebrotes inflacionarios asociados al clima, la energía o la política fiscal sigue presente. En este escenario, el equilibrio entre la cautela técnica y la presión social por reducir el costo del crédito será determinante para lo que resta de 2025.