
En lo que analistas describen como una de las mayores reestructuraciones del Departamento de Estado en su historia reciente, Estados Unidos ha iniciado un proceso de repliegue diplomático a escala global. La maniobra está siendo liderada por Marco Rubio, actual secretario de Estado, y ha implicado ya el despido de más de 1.300 funcionarios diplomáticos, el cierre de agencias clave y la suspensión de programas considerados centrales para la proyección internacional de EE.UU.
La purga diplomática ha sido justificada por la administración como una "reorganización estratégica" en favor de una diplomacia "más eficiente y orientada a resultados". Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar: diversos exembajadores, analistas y fuentes internas del Departamento de Estado consideran que se trata de una purga ideológica inspirada en el aislacionismo promovido por sectores trumpistas.
Uno de los pasos más drásticos fue el cierre formal de USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), anunciado el 10 de julio. Esta decisión implicó el desmantelamiento de oficinas en más de 40 países, en especial en América Latina y África, donde la agencia mantenía proyectos activos en salud, educación, cambio climático y derechos de las mujeres.
A esto se sumó el nuevo retiro de EE.UU. de la UNESCO, una organización a la que el país había regresado brevemente en 2023. La salida fue argumentada por "desacuerdos estructurales irreconciliables" y el deseo de redirigir fondos hacia prioridades nacionales.
En paralelo, el Departamento de Estado eliminó programas de cooperación en derechos humanos, equidad de género, democracia y asistencia electoral, argumentando que "han dejado de ser funcionales para los intereses estadounidenses". Voces críticas aseguran que esto representa el desmantelamiento del andamiaje moral con el que EE.UU. justificaba su liderazgo global.
Rubio ha defendido su plan en diversos foros, afirmando que "la diplomacia estadounidense ha estado capturada por una élite globalista alejada de las necesidades reales del pueblo estadounidense". Sus propuestas han sido respaldadas por sectores de la Heritage Foundation y del Freedom Caucus, quienes piden un enfoque "realista y soberanista" en política exterior.
Esta estrategia puede tener consecuencias profundas para el equilibrio internacional. "Estados Unidos está cediendo espacios de influencia a China y Rusia, no por debilidad, sino por decisión propia", señaló un exfuncionario bajo anonimato. La medida ya ha generado inquietud entre aliados históricos como Japón, Alemania y Colombia, que dependen de los programas de cooperación estadounidense.
El desmantelamiento de la diplomacia estadounidense bajo Marco Rubio marca un cambio doctrinario profundo, que podría modificar el papel de EE.UU. en el mundo durante las próximas décadas. Aunque sus defensores lo presentan como una "corrección de rumbo", los impactos reales sobre la gobernanza global, la ayuda humanitaria y la presión internacional a regímenes autoritarios están por verse.