31/07/2025 - Edición Nº905

Internacionales

Presión fiscal

Déficit fiscal en México: la medida de Sheinbaum que genera debate

26/07/2025 | En medio de una economía en desaceleración, el gobierno mexicano intensifica la cobranza a grandes contribuyentes para evitar una reforma fiscal.



El gobierno de Claudia Sheinbaum ha dado un giro firme en materia fiscal: buscará aumentar los ingresos del Estado presionando a las grandes empresas deudoras, sin modificar los impuestos vigentes. La estrategia responde a un doble desafío: una economía en desaceleración y un elevado déficit fiscal heredado de la administración anterior.

La decisión marca continuidad con el modelo de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, pero con un tono más decidido en el combate a la evasión. La prioridad está en ejecutar la cobranza de los adeudos fiscales reconocidos y contener la pérdida de ingresos sin aplicar nuevas cargas tributarias.

Créditos fiscales en el foco

Según cifras oficiales, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) detectó créditos fiscales por un total de 2,93 billones de pesos, de los cuales 1,01 billones no han sido impugnados y por ende son recuperables de forma más expedita. La meta inmediata del Ejecutivo es obtener al menos 621.000 millones de pesos de ese segmento.

Los datos también revelan que 1,92 billones de pesos están en litigio, una cifra que ha crecido un 58% desde marzo de 2023. La mayor parte de estos adeudos corresponden a grandes grupos empresariales, principalmente de los sectores de manufactura, servicios profesionales y comercio mayorista.

Ricardo Salinas Pliego, caso paradigmático

Entre los deudores más visibles se encuentra el conglomerado de empresas de Ricardo Salinas Pliego, que enfrenta un litigio por más de 74.000 millones de pesos. Este caso se ha vuelto simbólico para el gobierno, que busca enviar una señal de firmeza y equidad en el cumplimiento de las obligaciones fiscales.

El discurso oficial insiste en que la acción no es persecutoria, sino un ejercicio de justicia fiscal. "No se trata de imponer nuevos impuestos, sino de que todos paguen lo que corresponde", ha declarado el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O.

Desaceleración y presión presupuestaria

El desafío fiscal se agrava por el contexto macroeconómico. El Producto Interno Bruto mexicano está creciendo por debajo de las expectativas y el cierre de 2024 arrojó un déficit fiscal del 5,7% del PIB, el más alto en tres décadas. Esta combinación obliga al gobierno a buscar ingresos sin frenar la inversión ni afectar el consumo.

A pesar del contexto adverso, la recaudación total entre enero y mayo de 2025 alcanzó un récord de 2,4 billones de pesos, con un crecimiento del 8,8% respecto al mismo periodo del año anterior. Este logro se atribuye a mejoras tecnológicas, digitalización de procesos y mayores controles aduaneros.

Sin reforma fiscal, pero con reforma administrativa

Claudia Sheinbaum ha dejado claro que no impulsará una reforma fiscal en el corto plazo. En cambio, apuesta por una modernización administrativa que permita ampliar la base tributaria y hacer más eficiente la recaudación. Esta decisión busca evitar conflictos políticos y mantener la estabilidad macroeconómica.

Sin embargo, los expertos advierten que la presión sobre grandes contribuyentes podría tener efectos secundarios no deseados, como el desincentivo a la inversión o una mayor judicialización de los procesos fiscales. El equilibrio entre exigencia y certeza jurídica será clave en los próximos meses.

Un camino limitado sin reforma estructural

Aunque los ingresos extraordinarios por adeudos pueden aliviar el corto plazo, los analistas coinciden en que sin una reforma tributaria de fondo, el modelo es insostenible a mediano plazo. México recauda apenas el 24,5% del PIB, muy por debajo del promedio de la OCDE, que alcanza el 34%.

Las propuestas técnicas incluyen impuestos sobre la nómina, sobre activos y la actualización del predial, pero su aplicación exige un rediseño institucional que Sheinbaum, por ahora, no está dispuesta a impulsar.


Oficinas del Sistema de Administración Tributaria en Ciudad de México (Crédito: Galo Cañas, Cuartoscuro). 

Malas ideas 

La estrategia del gobierno mexicano apunta a ganar tiempo, evitar reformas impopulares y mejorar los ingresos con lo que ya existe. Esta visión pragmática puede rendir frutos en el corto plazo, especialmente si logra sortear las resistencias de los grandes capitales sin frenar el crecimiento.

No obstante, la ausencia de una reforma fiscal estructural deja intactos los problemas de fondo del sistema tributario mexicano, donde la carga recae desproporcionadamente sobre las rentas del trabajo y el consumo, y deja amplios márgenes de elusión a los grandes patrimonios.