30/07/2025 - Edición Nº904

Política

Guerra interna

Bullrich acusa a Kicillof de espionaje y defiende a policías libertarios

26/07/2025 | La ministra salió a bancar a Bondarenko y denunció al gobernador bonaerense por “persecución ideológica”. La interna del oficialismo nacional se mezcla con la campaña de La Libertad Avanza.



La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, cruzó al gobierno de Axel Kicillof por la decisión de apartar a 24 efectivos de la Policía Bonaerense acusados de actuar como “célula militante” de La Libertad Avanza. Bullrich denunció penalmente al gobernador por “espionaje ilegal, persecución ideológica y abuso de autoridad”. En su presentación ante la Fiscalía General de La Plata, sostuvo que se trató de un acto de disciplinamiento político en pleno año electoral.

La denuncia tiene un objetivo doble: victimizar a Maximiliano Bondarenko, el excandidato libertario que lideraba el grupo policial señalado, y posicionar a Bullrich como garante de un orden que, paradójicamente, hoy choca con las estructuras del Estado que ella misma comanda. El operativo apunta directo al corazón del kirchnerismo bonaerense, pero también siembra un nuevo foco de tensión entre Pro y LLA, socios incómodos del presente político.

El ministro de Seguridad de Kicillof, Javier Alonso, fue tajante al explicar que los desplazados respondían a Bondarenko desde fuera de la estructura institucional, operando con recursos del Estado para una fuerza partidaria. El dato no es menor: el apartamiento se produjo tras una denuncia anónima con pruebas concretas —audios, imágenes, chats— que muestran a los policías ecológicos organizando actividades proselitistas bajo órdenes de un civil.

Bullrich, sin embargo, desvió el foco hacia una supuesta reunión privada en la casa del jefe policial Ignacio Ortiz Valenzuela, padrino del hijo de Bondarenko. Con ese argumento sentimental, intentó deslegitimar la medida de Kicillof como un acto de persecución. Pero el uso de recursos públicos y jerarquías policiales para fines partidarios no se borra con un asado entre “amigos”.

En este contexto, la intervención de Bullrich parece más un gesto político que una verdadera preocupación institucional. El PRO busca evitar la fuga de cuadros hacia los libertarios, mientras se ensayan acuerdos como el que se cocina en Entre Ríos entre el macrismo y LLA. Bullrich le habla a esa base: al votante de derecha que desconfía del aparato estatal y celebra cualquier gesto de rebelión dentro de las fuerzas de seguridad.

A tres semanas del cierre de listas, este episodio expone no solo la fragilidad de la pretendida “unidad” entre los halcones de Juntos por el Cambio y los libertarios, sino también el caos en el que se mueve la política bonaerense. Kicillof apuesta a mostrarse firme, mientras Bullrich intenta pescar en las aguas turbias del descontento policial y la paranoia electoral.