
La interna del PRO suma otro capítulo en Uspallata. El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, incorporó a Rodrigo Figueroa Reyes como nuevo estratega de comunicación y dejó herido de poder al núcleo duro de su primo Mauricio Macri, representado por Fernando de Andreis y la encuestadora Mora Jozami.
La incorporación de Figueroa Reyes, publicista con pasado en el Gobierno nacional, marca un giro hacia un esquema más profesionalizado y centralizado en Jorge Macri, que busca despegarse de la tutela de su primo y marcar su propia línea. La movida también se interpreta como un desplazamiento solapado de De Andreis, quien hoy reparte su tiempo entre la gestión porteña y el armado internacional de Macri en la FIFA.
Aunque desde el gobierno porteño insisten en que De Andreis y Jozami siguen en funciones como “asesores estratégicos externos”, el desplazamiento de ambos en los hechos ya es visible. La estructura de comunicación ahora responde a otra lógica, con Reyes al frente y el respaldo directo de Jorge Macri, en un contexto donde las decisiones políticas y comunicacionales empiezan a alinearse con las aspiraciones futuras del jefe de Gobierno.
El recorte de poder también alcanza a Jozami, una histórica en los equipos de Macri, responsable de los estudios de opinión que alimentaron durante años las decisiones políticas del expresidente. En Uspallata deslizan que sus reportes ya no marcan la hoja de ruta y que Reyes tendrá influencia directa en el “tono” y los ejes discursivos de la gestión.
En paralelo, crecen las versiones de un choque directo entre los equipos de Mauricio y la gestión de su primo. “Los echaron hasta de los grupos de WhatsApp”, ironizó un funcionario porteño, reflejando el deterioro del vínculo. En privado, Jorge Macri ya no oculta su incomodidad con las imposiciones del exmandatario y empieza a armar un esquema propio con otros nombres y otras lealtades.
El cortocircuito revela una tensión más profunda: la disputa por el liderazgo del PRO en la Ciudad y el lugar de los históricos en una estructura que ya no responde ciegamente a Mauricio Macri. Mientras tanto, Jorge busca afianzar su gestión con un equipo a medida y sin interferencias. En la pulseada por el poder real, los gestos hablan más que los cargos.