
Javier Milei volvió a cruzar todos los límites del debate público al acusar de “genocidas” y “asesinos de generaciones futuras” a los senadores que votaron un paquete de leyes previsionales que incluyen el aumento del 7,2% a las jubilaciones, la prórroga de la moratoria previsional y la declaración de emergencia en discapacidad. Lo hizo en declaraciones radiales tras participar en la Exposición Rural de Palermo, el escenario que eligió para profundizar su alianza con los sectores más concentrados de la economía.
“Están haciendo una matanza sobre nuestros jóvenes”, dijo el Presidente, en una frase que escandaliza por su tono y su contenido. Mientras desfinancia áreas sociales clave, Milei no duda en tratar de criminales a quienes buscan evitar que miles de personas mayores caigan en la indigencia.
El mandatario también apuntó contra lo que considera “demagogia” legislativa y cuestionó el costo fiscal de las iniciativas. “Votaron un aumento de casi tres puntos del PBI. Eso implica una deuda de 350 mil millones de dólares. Es un genocidio económico”, sentenció, en una hipérbole que borra los límites entre economía y derechos humanos.
En simultáneo a sus ataques, Milei hizo un guiño al sector más poderoso del país: anunció una baja de retenciones para exportaciones de soja, carne vacuna y otros granos, consolidando su modelo de país para pocos. “El campo es clave para la recuperación”, afirmó ante un auditorio aplaudidor.
Pero la frase más brutal de la jornada la reservó para el final, cuando se refirió a sus críticos: “Se quejan de mis formas. Que se vayan a la concha de su madre. Ellos tienen muy buenas formas, pero son ladrones de guantes blancos. Yo pongo las pelotas por los que producen”.
La línea que separa al jefe del Estado del límite institucional y el insulto salvaje ya no existe. En su narrativa, quienes legislan por los sectores vulnerables son “enemigos del pueblo”, mientras los millonarios del agro son los “héroes nacionales”. Una democracia degradada a puro grito.