
Jésica Noelia Duarte tenía 33 años y una vida marcada por la violencia. Este sábado fue asesinada de dos disparos en su casa de Berisso, en un brutal femicidio perpetrado por su pareja. El agresor, que también se encontraba bajo arresto domiciliario, intentó quitarse la vida tras el crimen y permanece internado con graves heridas.
El caso ocurrió en una vivienda ubicada en calle 39 entre 129 y 130 y es investigado por la Unidad Funcional de Instrucción N° 1 de La Plata, a cargo de la fiscal Ana Medina. Todo comenzó con un llamado al 911 que alertó sobre disparos y personas heridas. Al llegar al lugar, personal del Comando de Patrullas encontró al hombre malherido, con una bala que le ingresó por el cuello y salió por el cuero cabelludo. En el patio delantero yacía Jesica, sin vida.
El SAME constató su fallecimiento en el lugar. La mujer presentaba dos impactos de bala: uno en la espalda con salida en el abdomen y otro en el hombro, con salida por la axila. La escena del crimen mostraba signos de lucha y cinco vainas servidas de calibre 9 mm, además de impactos en el paredón de la vivienda, lo que sugiere que también se disparó hacia el exterior de la casa.
Uno de los datos más desgarradores de la causa es el testimonio de la hija mayor de Duarte, quien aseguró que el hijo menor de la pareja, de solo siete años, fue testigo directo del ataque. El niño presentaba hematomas en la frente y marcas en el pecho, compatibles con su versión. Médicos lo evaluaron y se encuentra bajo resguardo.
La madre del femicida también estaba en la casa al momento del ataque y confirmó que Jesica era su nuera. Su presencia fue clave para la reconstrucción inicial del hecho.
Jesica y su agresor cumplían arresto domiciliario con pulseras electrónicas. Ella desde abril de 2024, imputada por “tenencia de drogas con fines de comercialización”, y él desde junio de este año, con una causa por “homicidio calificado y otros delitos”. El historial del agresor incluye además causas previas por “tenencia ilegal de armas”, “encubrimiento” y “homicidio agravado”, con antecedentes penales que se remontan a 2013.
Con los elementos reunidos hasta el momento, la fiscal dispuso la detención del imputado, acusado de "homicidio triplemente calificado", figura que contempla el vínculo, la violencia de género y el uso de arma de fuego.
El caso reaviva las alarmas sobre los mecanismos de control y asistencia en situaciones de riesgo. En este femicidio, la víctima vivía con su agresor, ambos judicializados, en una vivienda sin resguardo efectivo. Y un niño fue testigo de todo.