
por Rosario Castagnet
La política de Estados Unidos hacia Venezuela dio un giro decisivo el 25 de julio, cuando el Departamento del Tesoro anunció la designación del Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera (FTO). La medida apunta directamente al corazón del régimen de Nicolás Maduro, al considerar que la estructura narco ha sido incorporada al aparato estatal.
Según la OFAC, el Cártel de los Soles ha colaborado con grupos criminales como el Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa, usando a Venezuela como plataforma logística del narcotráfico regional. Maduro, junto a altos mandos militares, estaría al frente de esta red, que ha sido acusada de enviar toneladas de cocaína hacia EE. UU. y Europa.
Horas después del anuncio, la opositora María Corina Machado agradeció al senador Marco Rubio por su apoyo y afirmó que “la libertad de Venezuela representará el golpe más crítico contra el crimen organizado y el terrorismo del continente”. Su mensaje fue interpretado como un respaldo explícito a la estrategia estadounidense de aislar a Maduro por vías judiciales y multilaterales.
Rubio, por su parte, fue más directo: “Maduro NO es el presidente de Venezuela. Es el cabecilla de una organización narco-terrorista que ha secuestrado un país”. El senador republicano se ha posicionado como uno de los principales promotores de sanciones y acciones penales contra el chavismo.
El Cártel de los Soles debe su nombre a las insignias militares que portan los generales venezolanos, varios de los cuales han sido implicados en tráfico de drogas, lavado de dinero y operaciones ilegales. Su consolidación como red criminal paralela se habría producido bajo la protección de instituciones del Estado.
La decisión de Washington no solo implica congelamiento de activos, sino que habilita acciones judiciales contra funcionarios y colaboradores. También permite el uso de medidas de seguridad nacional para bloquear flujos financieros o logísticos ligados al régimen.
El anuncio llega en un momento clave, con la oposición venezolana reorganizada y con vínculos internacionales más sólidos. Machado busca capitalizar este nuevo escenario para presentar una narrativa clara: la salida del chavismo es una condición necesaria para garantizar estabilidad, democracia y freno al narcotráfico.
Esta jugada también podría escalar en organismos multilaterales. Se espera que en la OEA y la Unión Europea se inicie un debate sobre nuevas sanciones o investigación penal internacional. El chavismo, cada vez más aislado, podría enfrentar un nuevo ciclo de estrangulamiento diplomático.
Thank you, esteemed @SecRubio,
— María Corina Machado (@MariaCorinaYA) July 27, 2025
Venezuela's freedom will strike the most critical historical blow against organized crime, drug trafficking, and terrorism in our continent.
Our country will be the greatest ally for regional stability, democracy, and prosperity in the Americas!… https://t.co/17xd1cAiY3
La declaración del Cártel de los Soles como organización terrorista confirma la fusión entre poder político y crimen organizado en Venezuela. Esta definición no solo redibuja el mapa diplomático, sino que fortalece a la oposición liderada por Machado. El tiempo de los matices se agota: la comunidad internacional elige entre el silencio o la acción ante un Estado capturado por el narco.