02/08/2025 - Edición Nº907

Internacionales

Derroche estatal

Cuba: la polémica detrás de la Tribuna Antiimperialista sin concluir

28/07/2025 | Entre esculturas simbólicas, errores técnicos y gastos millonarios, el sitio histórico frente a la embajada de EE.UU. sigue sin concluirse.



La Tribuna Antiimperialista José Martí, ubicada frente a la Embajada de Estados Unidos en La Habana, fue pensada como bastión simbólico de la soberanía nacional. Sin embargo, su rehabilitación iniciada hace seis años se ha convertido en una muestra crónica de ineficiencia, despilfarro y contradicciones políticas. En lugar de consolidarse como un espacio de expresión popular, hoy es una ruina costosa, intervenida una y otra vez sin resultados definitivos.

En estos seis años, el gobierno ha demolido y reconstruido partes del monumento en múltiples ocasiones, generando críticas desde diversos sectores, incluidas voces profesionales del propio sistema. Mientras tanto, la población vive en un contexto de emergencia estructural: escasez de medicamentos, apagones y falta de insumos básicos.

Una paloma, muchos silencios

El 22 de julio, el primer secretario del Partido Comunista en La Habana, Liván Izquierdo Alonso, anunció en redes sociales la instalación de una escultura de paloma sobre la tribuna, como "primer paso" en su embellecimiento. En las imágenes, se observa un espacio parcialmente intervenido, sin uso efectivo y rodeado de verjas.

La escultura fue presentada como homenaje al espíritu de paz y resistencia del pueblo cubano, pero para muchos ciudadanos simboliza lo contrario: una política que privilegia la estética simbólica por encima de las urgencias sociales. Las críticas no tardaron en llegar, sobre todo porque la obra se suma a un historial de errores costosos.

Errores que se repiten

La arquitecta cubana Yulieta Hernández, con amplia experiencia en gestión patrimonial, denunció que la tribuna ha sufrido intervenciones inestables, sin diagnóstico estructural riguroso y con materiales de baja calidad, como hormigón poroso que favorece la corrosión en zonas costeras.

Según su testimonio, la rehabilitación presenta ciclos absurdos de construcción y demolición del mismo elemento, lo que evidencia ausencia de control técnico y dirección de obra. Estas fallas no son menores si se considera el papel simbólico del lugar y los millones de pesos que ha absorbido su "modernización".

De tribuna ideológica a espacio de alquiler

En un giro irónico, el sitio es ahora alquilado para eventos oficiales o institucionales, con un costo de 28,000 pesos cubanos por jornada, según datos difundidos en redes sociales. Esto ha despertado indignación entre ciudadanos que ven en el alquiler una traición al origen revolucionario del lugar.

La llamada "Plaza de las Ideas", otrora escenario de la batalla por el regreso de Elián González, parece ahora alejada de su intención original. El discurso antiimperialista ha cedido espacio a una gestión comercial, burocrática y opaca que desvincula a la ciudadanía del supuesto carácter popular del sitio.

Un pasado construido en 80 días, un presente eterno

La Tribuna Antiimperialista fue construida en el año 2000 en apenas 80 días, como respuesta rápida y contundente a las manifestaciones por Elián. En ese entonces, Fidel Castro movilizó a miles de trabajadores y recursos para convertir el espacio en punto neurálgico del discurso revolucionario.

Hoy, más de 2,000 días después, el mismo espacio parece condenado a la parálisis. No hay movilización popular sino desgaste urbano. El contraste entre la eficacia de aquel pasado inmediato y la inacción actual refleja una crisis de modelo y prioridades.

Problemas de doctrina y práctica 

La decadencia de la Tribuna Antiimperialista no es un problema estético o arquitectónico, sino una metáfora de la desinversión social, del uso arbitrario de recursos y de la pérdida de significado en los símbolos oficiales. La falta de transparencia en las decisiones de obra y la desconexión con las verdaderas necesidades de la población solo profundizan la brecha entre narrativa oficial y realidad vivida.

Es probable que la tribuna no se termine pronto, o que cuando se inaugure sea solo otra postal vacía. Su reconstrucción se ha convertido en ruina programada, donde el cemento sirve más como gesto que como estructura. En una Cuba urgida de soluciones concretas, esta obra se revela como el reflejo de un sistema que prioriza el simulacro por sobre la vida.