
La posibilidad de que argentinos viajen a Estados Unidos sin necesidad de visa está más cerca, pero no es inminente. El gobierno de Javier Milei firmó esta semana una declaración de intención con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de EE.UU. para reincorporarse al Programa de Exención de Visas (Visa Waiver Program), un sistema que permite entrar por turismo o negocios hasta 90 días sin autorización previa.
La medida fue anunciada durante la visita de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, a Buenos Aires. Desde el gobierno estadounidense celebraron el giro estratégico de Argentina en política exterior y expresaron su voluntad de trabajar con el país en materia de seguridad migratoria, pero aclararon que aún quedan pasos técnicos por cumplir.
El Visa Waiver Program está reservado para naciones que cumplen estrictos estándares de cooperación en seguridad, emisión de documentos y bajos niveles de rechazo consular. En ese marco, uno de los requisitos más importantes —y actualmente incumplido por Argentina— es mantener una tasa de rechazo de visas inferior al 3 % anual.
Según cifras oficiales del gobierno de EE.UU., la tasa de rechazo para visas tipo B (turismo y negocios) de ciudadanos argentinos fue de 8,9 % en 2024, un salto con respecto al 3,66 % de 2022 y muy por encima del umbral requerido. En términos comparativos, solo en 2021 Argentina habría cumplido con el criterio, con una tasa del 2,31 %, en plena pandemia.
Desde el gobierno argentino se celebró el acuerdo como un “paso histórico”, aunque la firma de la declaración no implica el ingreso automático al programa. Se trata de una señal política que abre una fase de auditorías, revisión de sistemas biométricos y cooperación bilateral en temas de seguridad, terrorismo y emisión de pasaportes seguros.
Las autoridades estadounidenses deberán comprobar que los documentos de viaje argentinos cumplen con estándares internacionales (incluyendo chip electrónico y encriptado de datos), y que se comparten listas de alertas migratorias con organismos como Interpol y el FBI. Solo superadas esas etapas, se considerará la inclusión oficial.
Actualmente, en Sudamérica solo Chile forma parte del programa Visa Waiver, desde 2014. Uruguay, que también solicitó ingresar, ha enfrentado obstáculos similares a los de Argentina, particularmente en lo referido a la tasa de rechazos. Desde Washington se evalúan también otros indicadores como el índice de sobreestadía y los vínculos bilaterales de seguridad.
En 2002, durante la crisis económica, Argentina fue removida del programa al considerar que no ofrecía garantías suficientes de control migratorio ni seguridad documental. Desde entonces, ninguna administración había retomado el camino formal hacia la reincorporación. La administración Milei —alineada con los intereses estratégicos de EE.UU.— apuesta a recuperar esa posición.
Más allá de los beneficios turísticos y comerciales, el acercamiento al Visa Waiver representa para el gobierno argentino un gesto de alineamiento geopolítico con la administración de Joe Biden y con sectores republicanos afines a Milei. Esto se suma a otras señales diplomáticas recientes, como el apoyo a Ucrania, la distensión con el FMI y los contactos con la OEA.
Para Estados Unidos, el restablecimiento de la confianza con Argentina también responde a un interés estratégico: fortalecer alianzas regionales frente al avance de China y Rusia en América Latina. En ese marco, el Visa Waiver actúa como una herramienta blanda de proyección de influencia, con impacto directo en la vida cotidiana de los ciudadanos.
🇦🇷 EXCELENTES NOTICIAS: Hoy se firmó un acuerdo con Estados Unidos para iniciar el proceso de incorporación de Argentina al Visa Waiver Program de USA.
— Ramiro Marra (@RAMIROMARRA) July 28, 2025
Esta medida permitiría a los argentinos ingresar a Estados Unidos por turismo o negocios por un máximo de 90 días sin necesidad… pic.twitter.com/y8pMi0tTbP
Si bien el relanzamiento del proceso para ingresar al Visa Waiver es un hito diplomático relevante, las probabilidades de que Argentina logre incorporarse en el corto plazo son bajas. El principal obstáculo es la alta tasa de rechazo de visas, que exige una mejora sustancial en pocos meses.
No obstante, el acuerdo marca un cambio estructural en la relación entre ambos países y podría convertirse en un incentivo para que Argentina reforme sus políticas migratorias, documentarias y de seguridad. Aunque no haya acceso inmediato, el camino parece nuevamente abierto.