29/07/2025 - Edición Nº903

Opinión


Crisis latente

Los dilemas del verano económico: lo que dijo Stiglitz sobre Argentina

29/07/2025 | Stiglitz advirtió que Argentina está al borde de una nueva crisis, agravada por la falta de un modelo productivo. El equilibrio actual, dijo, es apenas una calma comprada con deuda.


por Octavio Majul


Durante el Festival Gabo en Colombia, Joseph Stiglitz —Premio Nobel de Economía, ex economista jefe del Banco Mundial y figura central del keynesianismo global— lanzó una advertencia sin rodeos: “Argentina está a las puertas de otra crisis”. Y lo que desplegó fue más que un diagnóstico: fue una síntesis cruda de lo que muchos en la política prefieren no decir.

Stiglitz empezó por el principio: la raíz del problema no está solo en el presente, sino en 2018, cuando Mauricio Macri acudió al FMI para pedir el préstamo más grande de la historia del organismo. Fueron 44.000 millones de dólares —recordó— que no se usaron para desarrollo ni inversión, sino que se fugaron. “Nunca quedó claro cómo se usó ese dinero”, advirtió. La frase expone un patrón que atraviesa gobiernos: el recurso al endeudamiento, público o privado, como única forma de evitar la política económica real.

Pero fue más allá. En su lectura, lo que hace hoy Javier Milei no revierte esa lógica, la profundiza. “Lo que acaba de suceder con Milei engrandece y agrava el problema”, dijo. Argentina, tras no poder pagar ese préstamo, volvió a recibir otros 20.000 millones. Y esos dólares, según Stiglitz, son los que explican la baja en la inflación. No un plan real de estabilización. No hay proyecto productivo. Hay una contención transitoria financiada con deuda. Una vez más, el equilibrio se logra desde afuera, no desde adentro.

Ese es el corazón de su advertencia: la estabilidad de hoy se sostiene sobre una nueva bomba de tiempo. No hay competitividad, ni productividad, ni mejora distributiva. Hay calma comprada. En ese contexto, sentenció: “Argentina no es viable con este nivel de deuda. En unos años veremos otra crisis”.

Desde el gobierno salieron a desacreditar al Nobel. José Luis Daza, el secretario de Política Económica, escribió en X que “nadie en el mundo macro toma en serio a Stiglitz” y lo llamó “payasesco”, sumando comparaciones con Chávez, Dilma y los Kirchner. Pero el tono no oculta la incomodidad. Porque, guste o no, Stiglitz puso en palabras una pregunta que atraviesa toda esta etapa: ¿puede la economía argentina sostenerse solo con endeudamiento y ajuste fiscal, sin un horizonte productivo?