
La decisión de Javier Milei de reducir de manera permanente las retenciones a la soja, la carne y otros productos del agro no fue sólo económica. Fue una jugada electoral pensada para la provincia de Buenos Aires, donde la ventaja peronista en el conurbano puede ser compensada, cree el Gobierno, con un giro libertario en las zonas rurales. Las elecciones del 7 de septiembre están cada vez más marcadas por estrategias quirúrgicas, y la medida fiscal fue también un mensaje al interior productivo: “Estamos con ustedes”.
En la interna libertaria pesaron más las recomendaciones de Karina Milei, Sebastián Pareja y los Menem que las advertencias del ministro Luis Caputo, que prefería una rebaja parcial y temporal. Pero el Presidente avanzó con un alivio fiscal completo y sorpresivo, que incluso descolocó a la Sociedad Rural. La política se impuso a la ortodoxia fiscal, aunque todavía con margen para evitar un incumplimiento con el FMI.
La rebaja oxigena a las economías del centro y sur bonaerense, donde La Libertad Avanza espera crecer: en distritos como San Pedro, Pergamino, Tandil o Coronel Suárez, la reacción fue inmediata. Allí se concentra buena parte del voto desencantado con el kirchnerismo y con el radicalismo, un electorado sensible al discurso antiestado pero muy atento al bolsillo. El Gobierno confía en que la transferencia impositiva se traduzca en apoyo en las urnas.
El corazón de la disputa sigue siendo el Gran Buenos Aires, donde el peronismo resiste con su músculo territorial. En la tercera sección, el oficialismo apuesta a referentes fuertes como Mayra Mendoza y Magario; en la primera, Milei busca dar la sorpresa con figuras como Diego Valenzuela. Sin embargo, la verdadera batalla parece ser simbólica: ¿puede un gobierno libertario, sin estructura ni intendentes, ganarle al peronismo en su bastión histórico?
Más allá de los votos, el episodio deja expuesto un dilema de fondo: Milei utiliza el poder del Estado para intervenir en la economía con fines políticos, mientras sigue proclamando que su único objetivo es el déficit cero. La baja de retenciones tiene un costo fiscal real, aunque haya “colchón”, y evidencia que el dogma liberal también cede cuando se trata de sostener poder.
De cara a septiembre, lo que está en juego no es sólo una elección provincial, sino el mapa de alianzas de La Libertad Avanza para 2025. Si el experimento bonaerense funciona, Milei tendrá un modelo para replicar en otras provincias con geografía electoral similar: transferencias selectivas, discursos antiprivilegio y ajuste para los otros. Una estrategia fiscal, pero también una forma de hacer política con el Estado.