31/07/2025 - Edición Nº905

Política

Pulseada bonaerense

Intendentes en modo supervivencia frente al avance libertario

30/07/2025 | Ante la falta de liderazgo nacional y el riesgo de perder poder local, los intendentes bonaerenses apostaron a las candidaturas testimoniales. Cada territorio definió su juego con sello propio.



Con la conducción nacional del peronismo rota en mil pedazos y Javier Milei ganando terreno en el conurbano, los intendentes de Fuerza Patria recurrieron al viejo manual de la rosca: las candidaturas testimoniales. Es un truco que irrita a la ciudadanía, pero que en terreno bonaerense sigue rindiendo. Cada jefe comunal armó su microcampaña, sin esperar lineamientos del centro.

Uno de los movimientos más comentados fue el de Mario Ishii, intendente de José C. Paz, quien apretó con una reunión de último momento y se aseguró un lugar como candidato a senador provincial. El malestar con Axel Kicillof, por el posible desdoblamiento de elecciones, sigue latente. Sin embargo, La Cámpora terminó reacomodando piezas con más efectividad que otros espacios.

También sorprendió la proyección de Federico Otermín, intendente de Lomas de Zamora, que mostró cintura para salir del caos del cierre. Lo mismo hizo Leonardo Nardini, que logró ubicar a su aliado Luis Vivona en una lista legislativa clave. El resto de los jefes comunales siguió el mismo camino: blindar el distrito con nombres fuertes en la boleta.

En General San Martín, Gabriel Katopodis volvió a encabezar una lista, aunque todos suponen que seguirá como ministro de Obras Públicas. La trampa testimonial se justifica, según ellos, porque “en el territorio lo único que mide es el intendente”. Nadie desconoce que estas maniobras son una estafa a la voluntad popular, pero tampoco parecen dispuestos a cambiarlas.

Verónica Magario, actual vicegobernadora, hizo su jugada con otro objetivo: ya se perfila como candidata a intendenta de La Matanza en 2027, mientras su socio político Fernando Espinoza queda en la cuerda floja. Otros que encabezaron boletas fueron Jorge Ferraresi, Juan José Mussi, Andrés Watson, Mario Secco y Fabián Cagliardi. Todos ellos están convencidos de que sus nombres arrastran más votos que cualquier marca partidaria.

El trauma del cierre de listas dejó secuelas. El nuevo sello Fuerza Patria no enamora a nadie, y ni siquiera está claro si será definitivo. Varios intendentes se quejaron de que se cambió un nombre instalado como Unión por la Patria sin explicación convincente. La desconfianza en la conducción provincial se profundizó.

A pesar de las críticas, el objetivo es claro: sostener la primera línea de poder ante el avance de Milei y evitar que los concejos deliberantes se llenen de libertarios. Las boletas encabezadas por los intendentes buscan asegurar ese piso mínimo, aunque después no asuman los cargos.

El riesgo de este esquema es conocido: desmovilización del voto propio, cinismo del electorado y un mensaje errático. Pero en tiempos de crisis, la estrategia no busca enamorar, sino resistir. Y los intendentes bonaerenses, más que nadie, saben que perder el control territorial es perderlo todo.