
El acuerdo electoral entre la UCR y La Libertad Avanza en Mendoza ya tiene forma concreta. En conferencia de prensa, Alfredo Cornejo confirmó que los libertarios ocuparán los segundos lugares en las listas de legisladores provinciales y concejales, en una jugada que busca evitar que Milei compita por fuera, pero que deja heridos dentro del radicalismo.
"Los segundos lugares en los distritos y en los concejos deliberantes están reservados para La Libertad Avanza", declaró el mandatario, acompañado por Andrés Lombardi, presidente del partido. Según explicaron, la integración será oficializada en el Congreso Partidario del 9 de agosto, con los nombres libertarios aún por definir.
El malestar no tardó en colarse entre los jefes comunales radicales. Si bien todos asistieron al Comité Radical, varios dejaron ver su disgusto. "La Libertad Avanza se lleva muchísimo", se quejó uno de ellos. En privado, varios advirtieron que perder lugares “entrables” en la Legislatura no estaba en los cálculos iniciales del acuerdo.
La queja más fuerte viene por el reparto nacional: solo Pamela Verasay accedió a un lugar competitivo en la boleta para el Congreso. Su compañero de fórmula, Mauricio Pinti Clop, quedó quinto. Mientras tanto, los libertarios, que no tienen estructura en la provincia, podrían sumar ocho bancas en la Legislatura.
La tensión se agravó con la advertencia del propio Cornejo, que anticipó que vetará a los candidatos libertarios que considere "hostiles" al oficialismo provincial. "No queremos que vengan personas con larga trayectoria de opositores a Cambia Mendoza", lanzó. El mensaje fue directo para Facundo Correa Llano, armador libertario en la provincia.
Según Cornejo, el acuerdo incluye que los candidatos libertarios “puedan entrar”, pero remarcó que será el oficialismo el que defina si los acepta. “Vamos a entrar en una conversación todo el tiempo con las autoridades de La Libertad Avanza”, enfatizó.
Con este movimiento, el gobernador busca contener a Milei en el frente oficialista, evitar una dispersión del voto de derecha y, al mismo tiempo, asegurarse que los futuros legisladores libertarios respondan a su conducción. Pero el riesgo es claro: abrirle la puerta a un socio imprevisible, en un partido que no perdona los gestos de debilidad.